Novelas como Escalona, Amar o vivir y un sinfín de dramatizados hicieron su aporte a la televisión colombiana. Sin embargo, ahora es el turno de La reina del flow, que contrario a lo que muchos creen no tiene letras machistas ni mucho menos traquetas en sus canciones.
De hecho, se puede decir que su éxito se debe a la nostalgia que nos hace sentir cada capítulo de su trama, al contarnos como la protagonista sufre y regresa a cobrar venganza, a hacer pagar al antagonista por sus fechorías.
La verdad me parece que una teleserie de estas no le hace daño a la juventud, pues su mensaje es claro: "la música, el talento y la humildad te harán triunfar sobre cualquier camino que veas fácil para llegar al éxito".
Después de varios años en los que el televidente colombiano prefirió series y producciones extranjeras es increíble como una historia con esos toques de la novela clásica, desarrollada en un entorno moderno como lo es el mundo del reguetón —que no es una moda pasajera—, logró darle intriga, risas y emoción a las familias colombianas.
Por otro lado, su reparto no tiene la culpa de haber nacido con la maldición de la belleza y la "suerte" de haber superado un casting en donde decenas de personas pretendieron encarnar a Yeimi, Charly, Juancho, Cata, etc...
Jorge Sánchez, autor de la nota El éxito de ‘La reina del flow’ es la prueba de lo tontos que somos los colombianos, debería tener en cuenta que al momento de dar su opinión debe poner varios puntos sobre la mesa. Además, que al desprestigiar el éxito que ha tenido esta serie está quitándole mérito a unos guionistas, camarógrafos, directores de arte y muchas personas más que pusieron su esfuerzo para brindar algo de calidad a los hijos de un televidente que pedía a gritos que Colombia lo hiciera vibrar ante la pantalla nuevamente, así como en aquellos tiempos de antaño en donde Escalona tuvo en una gallera una pelea con el mismo diablo.
Recuerde, señor Sánchez, primero debe abrir su mente y entender que los tiempos y las cosas evolucionan, y no es coherente comparar las actuaciones de antes —que solían ser demasiado de teatro— con las de estos jóvenes que se han preparado para trabajar en televisión.