En pleno Siglo XXI y en un país cuya Constitución Política promulga la diversidad étnica y cultura, se auto proclama como un Estado Social de Derecho, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, con la prevalencia del interés general, que establece que las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, donde el gobierno se constituye para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares y que finalmente dice reconocer, sin discriminación alguna, la primacía de los derechos inalienables de la persona y ampara a la familia como institución básica de la sociedad, está aún vigente en casi todo su articulado una Ley que acaba de cumplir 124 años y cuyo título reza “Por la cual se determina la manera como deben ser gobernados los salvajes que vayan reduciéndose a la vida civilizada” (La ley 89 de 1890).
Wikipedia define el término “Salvaje” de la siguiente forma:
• Una fiera o animal salvaje, o sea, el animal que vive libre en la naturaleza, o que incluso cuando vive en cautividad no es considerado susceptible de domesticación, por oposición al concepto de animal doméstico.
• Una planta salvaje, la planta que no es cultivada.
• Aplicado a seres humanos, lo perteneciente al salvajismo, un concepto antropológico desfasado que definía un estadio de la evolución cultural de las sociedades humanas anterior a la barbarie y a la civilización; y que ha pasado a utilizarse como sinónimo de comportamiento instintivo, irracional o cruel.
•
Otras definiciones de salvaje señalan lo siguiente:
• Se aplica a la persona que no está civilizada y mantiene formas de vida primitivas.
• Pueblo que no ha adoptado el desarrollo, cultura y costumbres de la civilización occidental:
• Salvajes, seres irracionales
• Que no es doméstico ni ha sido domesticado
En diccionarios de sinónimos aparecen las siguientes palabras equivalentes: montaraz, bronco, montuoso, bravío, agreste, selvático, silvestre, indómito, indomesticable, animal, bestia, bestial, brutal, bruto, feroz, cruel, inicuo, caníbal, bárbaro, antropófago, vándalo, indígena, aborigen, selvático, silvestre – tribal, vándalo, etc.
Esto nos debe invitar a hacernos una profunda reflexión: es justo y valido llamar “salvajes” con todas sus definiciones y acepciones perversas a personas que habitan en forma milenaria nuestro territorio, que conviven en armonía con su territorio, que propenden por proteger la naturaleza y las especies que los rodean, que saben trabajar en comunidad en la construcción de sus proyectos de vida comunitaria, que son solidarios entre sí, y que han sido exterminados y maltratados históricamente por la sociedad que se autodenomina “Civilizada”.
Estamos frente a una profunda discusión jurídica, ética, moral, filosófica y humana sobre qué es un “salvaje” y sobre todo, quienes son realmente los salvajes en Colombia, dado que si analizamos el tema desde diferentes ópticas, puede resultar que los salvajes no sean los que predica dicha norma, aún vigente, sino más bien los que expidieron dicha ley y los que aún hoy en día insisten en aplicarla.
Colombia, después de más de 500 años se auto reconoce como plurietnica, pluricultural y multilingüe, en la actualidad existen 87 etnias indígenas y 3 grupos diferenciados de población afrocolombiana, de esos en La Guajira coexisten los Wayuu, Wiwas Arhuakos Koguis, Cancuamos, con presencia reciente de Zenues e Ingas (producto del desplazamiento forzado de sus regiones de origen), Negros, Árabes, Blancos y toda clase de mestizajes (Mestizos, Cholos, Mulatos, Zambos, Castizos y Criollos), siendo este departamento el que más población indígenas tiene en el país, con una estimativo superior a los 500.000 indígenas y el más pluriétnico del país.
Si bien la Corte Constitucional ha derogado varios artículos de dicha Ley 89 de 1890, mucho de su articulado sigue vigente, pero claramente es anacrónico y perverso desde su mismo título, y una falta de respeto hacia nuestros pueblos indígenas, a los cuales aún hoy se les sigue considerando como incapaces y se les da trato de menores de edad, se les vulnera sus territorios, se les altera su cultura y se les expone a situación de pobreza y miseria hasta tal punto que la ONU señaló recientemente que muchos pueblos indígenas colombianos están condenados a desaparecer, muchos por física hambre.
Es recurrente el discurso de muchos políticos y funcionarios públicos de alto nivel, e incluso ciudadanos prestantes y ONG que se autodenominan humanitarias que piden que a los indígenas debemos dejarlos vivir tal como están hoy en día, es decir, como “salvajes”, lo cual es cruel e injusto, si bien es claro que se debe respetar sus usos y costumbres, valores y tradiciones, siempre y cuando no entren en contradicción con los máximos postulados constitucionales, no por ello podemos dejarlos a su suerte, son colombianos como todos nosotros, ellos estuvieron primero que nosotros, son los dueños originales de nuestros territorios, se les debe brindar las mismas oportunidades que a todos, pero con enfoque diferencial dejando que sean ellos los que decidan como incorporarse a la modernidad, con recursos y condiciones justas, dentro de su mismos valores y filosofía de vida.
Muchos hablan de las barreras culturales como la culpable de que los indígenas no avancen hacia el desarrollo, pero la gran verdad, es que los indígenas no tienen barreras, las barreras las tenemos muchas veces nosotros mismos, porque creemos que la única forma de intervenir dichas poblaciones es con los esquemas inflexibles y ortodoxos con los que se impacta al resto de la población, somos nosotros los que estamos incapacitados para entender que la riqueza cultural y de tradiciones que estas etnias nos pueden ofrecer podrían ayudar posiblemente a solucionar tantos problemas que tenemos como sociedad colombiana hoy en día.
Si alguien debe avanzar hacia la modernidad y domesticarse no son nuestras etnias, frente al cambio climático y la destrucción de nuestro hábitat posiblemente ellas sean las que tengan la solución, los salvajes somos los criollos, los blancos, los políticos, los altos funcionarios públicos, el mismo Estado Colombiano, que ha actuado históricamente como “salvaje”, quien a destruido su entorno, quien ha depredado la naturaleza con el hambre por la riqueza, los que permiten e incentivan las minería masiva y depredadora, los que hacen la guerra, los que asesinan niños y mujeres y los que deprendan el erario público.
Hoy días, estoy convencido de ello, los que debemos civilizarnos somos otros, y no nuestros pueblos indígenas, y me incluyo en ellos.
@mauricioadmpub