Dennis tiene 27 años y lleva 8 visitando y cuidando el páramo de Chingaza. En su casa aún no entienden del todo su gusto por la naturaleza que para ella es más que charcos y monte.
La primera lección que nos enseña Dennis Carrión, guía del Parque Natural Chingaza la principal fuente de agua de Bogotá, es que en casa de herrero, azadón de palo. “La mayoría de los bogotanos ni siquiera saben que esto existe. Una vez acompañé a un ruso, me contaba que le había preguntado a sus amigos en Bogotá sobre Chingaza, y nadie conocía el Parque… impresionante… La gente no sabe de dónde viene el agua, es increíble, tenemos los recursos tan cerca y no los apreciamos. Los extranjeros siempre tienen cara de extasiados, mientras que algunas personas de por acá vienen a las caminatas y dicen ¿esto es todo, sólo matas?”.
Ella, junto con otros jóvenes de la región, hace parte de la Asociación ecoturística y de educación ambiental Suasie, que significa sol (sua) y agua (sie), que presta el servicio de guías y cuidadores del parque. “Me siento muy orgullosa de mi organización. Ha sido un trabajo difícil, pero nos hemos mantenido, no puedo imaginarme en otro empleo ni viviendo en la ciudad. Le sigo apostando a este proyecto porque soy terca (ríe), esto es lo que a mí me gusta, puedo trabajar en equipo y sacar adelante estrategias. Desde acá puedo impactar de verdad, el resto es política. De aquí a 10 años me veo como una activista Greenpeace (ríe de nuevo)”.
Chingaza es un inmenso colchón de frailejones. Los hay de varias especies, una de ellas se da solo en este lugar y crecen… ¡un centímetro por año! Eso es persistencia. A pesar de la depredación del hombre, ellos siguen luchando al lado de sus grandes aliados, ese grupo de jóvenes desparchados que le han puesto su corazón a la preservación de nuestra principal fuente de agua y de vida. Dennis, la Asociación, el Páramo y los frailejones cuidan de nosotros.
