Nadie es profeta en su tierra. Nadie. Nos lo dijo Nuestro Amado Señor Jesús. Veo un país no solo polarizado, sino rabiosa y peligrosamente polarizado.
La cuerda va a terminar por romperse y quizás de forma estruendosa, porque la soberbia, la egolatría y los egos inmundos no quieren ceder. Yo daría hasta mi vida, se lo he dicho a mi Amado, por la paz de Colombia. Pero nadie es profeta en su tierra, nadie.
El ego inmundo prefiere salvarse a sí mismo, aunque mueran miles de personas: niños, jóvenes, soldados, policías, líderes sociales, excombatientes, indígenas, campesinos, mujeres, etcétera.
Al ego inmundo no le importa que sufran millones de seres humanos y animales. El ego solo piensa en salvarse a sí mismo; es decir, condenarse. Y no importa que me llamen loco.
Amo a Colombia y en medio de la incomprensión solo me queda orar por ella.
Después de este corto mensaje, no sé cuándo me atreva a volver a publicar en esta querida casa que es para mí Las2orillas. Solo piensen que quizás aún están a tiempo de hacer un pacto interpartidista o llegar a un acuerdo nacional antes de las elecciones presidenciales de 2022.
Bendiciones.