Esta es la conclusión que se puede sacar a partir de todo lo sucedido con la selección y su presentación en el mundial de fútbol de Brasil 2014.
Valió la pena esperar dieciséis años para ver a nuestra selección brillar como nunca, sin duda este acontecimiento nos dio un nuevo aliento de vida, una nueva esperanza para seguir creyendo que aun hay para Colombia otra oportunidad. Oportunidad para seguir en la lucha, para no rendirse para intentar nuevos métodos, nuevas maneras, para no dejar de soñar con el país que todos queremos, que si bien es cierto requiere de muchos esfuerzos, no es imposible alcanzar esa meta.
Esta es la gran enseñanza que nos deja nuestro equipo, ellos demostraron como con el trabajo en grupo, humildad, fraternidad y fe, se puede cambiar la historia de un país. Cuanto tiempo esperamos y cuanta decepción sentíamos en años anteriores, cuando la selección “jugaba como nunca y perdía como siempre” pero no hay mal que dure cien años ni país que lo resista y hoy ¡estamos viendo la gloria! Y aunque no ganamos la copa, recuperamos la fe en un país que muchos ya daban por perdido. Este tiempo ha sido de bálsamo para los colombianos después de venir de episodios vergonzosos: de guerra política, de corrupción, de engaños, de una guerra sin fin; llena de muertos y secuestrados, de historias de violencia e intolerancia, de leyes que no que no aplican justicia etc. Hoy volvemos a confiar, a pensar que todo es posible.
A pesas de haber salido del mundial, podemos ver a un país unido, feliz, esperanzado y orgulloso; sentimientos que hace rato no contagiaban a Colombia, pero que hoy brotan a flor de piel, gracias a unos muchachos que decidieron ir por algo más grande de lo que no habían ido jamás. Es aquí donde sin duda debemos resaltar, lo hecho por pekerman ya que él fue una cuota importantísima en este proceso, pues él fue quien guio a los muchachos, creyó en el equipo y saco lo mejor de ellos, personajes como estos son los que necesita nuestro país, gente que ayude a levantar, a reconstruir, que trabaje para algo más que para sus propios intereses. El “profe” pekerman nos deja una lección de amor de alguien que si bien no es de este país, dio todo para regalarnos esta felicidad que hoy no nos cabe en el pecho.
Colombia el país del sagrado corazón, un corazón que gime y que aprendió a vivir con dolor en el alma y una sonrisa pintada en la cara, es un pueblo que necesita hombres y mujeres dispuestos a pelear hasta el final, a sudar la camiseta, a dejar de sentirse pequeños ante los grandes desafíos, porque somos un país de gente grandiosa y eso lo hemos visto también en otros deportistas(Nairo Quintana, Mariana Pajon, Catherin Ibarguen, entre otros) que también han dejado nuestro nombre en alto, todos ellos han superaron sus propios límites y nos han dado un ejemplo a seguir.
Sin duda lo que hizo la selección llego en el momento oportuno y esto es algo de lo que debemos agarrarnos para seguir adelante y seguir dando la pelea, por que como ellos mismos lo dijeron la historia continua, esto apenas es una victoria de las muchas que nos faltan por alcanzar.
Y ¡no! No estamos siendo mediocres por celebrar el no haber pasado a semifinales del mundial, por que Colombia no necesitaba una copa, necesitaba: ¡volver a creer!