Después de los resultados positivos de una serie costumbrista como Yo soy Betty la fea, debería considerarse volver a ganarse al público con este tipo de historias, que lo único exagerado que hacen es arrancarnos sonrisas. Sin embargo, volvemos a recurrir al tema “maldito”, aquel que habla únicamente de lo que ha sido la peor época de nuestro querido país, la que se llevó tantos seres queridos, amigos, vecinos y hasta famosos, aquel que trajo dinero fácil y enfiló a muchos de nuestros jóvenes a seguir a manera de ejemplo una vida que solo conlleva a la prostitución, corrupción, a las armas y a aniquilar a aquel se convierte en “un estorbo”, a que todo tiene un precio y se puede comprar con plata fácil, enfilar personas a la adición, a la cárcel como pan de cada día, por solo nombrar algunas cosas, eso lo hace el narcotráfico y ese parece ser el tema central de las novelas de las 10:00 p.m.
Colombia, calificada como la mayor nación productora de cocaína (el 70 % de la producción mundial hoy en día), le sigue rindiendo culto a este flagelo que empaña las acciones y el buen nombre del resto de los colombianos de bien, quedando estigmatizados aquellos que quieren ingresar a otra nación o quitándoles opciones a empresarios que quieren ampliar sus empresas y mostrar la cara buena y emprendedora de los nuestros.
Los libretistas incapaces de alcanzar la musa de la inspiración deciden el camino más fácil, vuelve y juega, seguir metiendo el dedo en la llaga, ahondando en temas que hacen apología a la violencia y el delito, en un país que tiene tantas historias bellas y descomplicadas para contar, que han sido incluso llevadas exitosamente al cine. Seguir dando más de lo mismo, es no comprometerse con la responsabilidad social que debe tener un medio de comunicación, que debería ser ejemplo para una nueva sociedad, en lugar de eso se sigue alcahueteando lo fácil, lo que le ha sacado lágrimas a tantas familias y lo que debería ser un tema vetado para siempre, pero que aquí se presenta con tantos bombos y platillos, con mujeres admiradas por Colombia, pero que a fin de no tener trabajo en otras producciones dignas, terminan siendo finas modelos de la mafia, aunque la advertencia de los canales cada vez que comienza un capítulo es disfrazarlo en “una historia de ficción”. Es una lástima que por lo general “utilicen" en estas producciones a excelente talento nacional, actores de catálogo y los contaminen con esta peste temática basada en el negocio más repudiable en el mundo moderno.
Deberíamos hacer un “apagatón del televisores” a partir de las 10:00 p.m. como protesta a los temas del narcotráfico, tratados para presionar de alguna forma a que los canales se comprometan con la sociedad que les da de comer, pues si no fuera por los buenos resultados en el rating, ya muchas producciones serían denominadas un fracaso y sacadas del aire en el menor tiempo posible por el bien de nuestra buena reputación y de nuestro futuro.
