Los últimos acontecimientos han dejado al descubierto la gravedad de la crisis que padece nuestro país, gravedad que se ha visto acentuada por el manejo displicente dado por el presidente a la situación, dejando al descubierto su inmadurez y la falta de visión para evaluar objetivamente la magnitud del problema y tomar decisiones que infundan confianza y credibilidad en la población.
Lamentablemente, el partido del presidente y, su mentor, solo ven en el uso de la fuerza la solución del problema, avivando así el descontento y la radicalización de los movimientos sociales.
La historia nos ha enseñado que en los momentos de grandes crisis, surgen los verdaderos líderes que sin temor, con firmeza y claridad, saben plantear derroteros que infundan esperanzas en los inconformes, dando la tranquilidad y el sosiego, para que con el concurso de todos y todas, se planteen propuestas cuya implementación ha de conducir al país a puerto seguro.
La política mercantilista de la democracia, ha tocado fondo; los “mermelados” no tienen cabida en el majestuoso ejército de indignados con los impostores que se adueñaron del Estado colombiano.
Las circunstancias del momento exigen la presencia de un líder que:
- Por su carácter y honestidad despierte la confianza y credibilidad en el pueblo colombiano, para establecer el ambiente de diálogo que en estos momentos necesitamos.
- Por su convicción y firmeza pueda tomar la vocería de los inconformes, escuchando e interpretando las justas peticiones de la gran mayoría, que sufre el abandono del Estado.
- Por su vocación de servicio y convicción, comprenda la necesidad de realizar grandes transformaciones sociales y económicas, a fin de satisfacer las necesidades del pueblo colombiano y encausarlo hacia el anhelado desarrollo sostenible.
- Por su experiencia y autoridad, infunda el respeto sobre los contradictores para generar el ambiente de diálogo en la búsqueda de acuerdos con el fin de solucionar los grandes problemas que padece Colombia.
- Por principios y formación sea ferviente defensor y respetuoso del ordenamiento jurídico y del Estado de derecho.
- Por su empatía, pueda concitar la voluntad de los colombianos para crear y liderar una organización política, capaz de llevar al Congreso de la República a ciudadanos y ciudadanas honestos (as), adalides de la democracia y del respeto a los derechos humanos y, en trabajo conjunto puedan implementar, entre otras, las siguientes propuestas que el país pide a gritos:
1. Erradicación de la corrupción y la impunidad
Una de las causas del caos reinante en el Estado colombiano, que inhibe el desarrollo sostenible y el mejoramiento de la calidad de vida del pueblo, es la corrupción e impunidad reinantes, afectando el patrimonio estatal en más de $50 billones de pesos anualmente, (el doble de lo que aspiraba el gobierno recaudar con la fracasada reforma tributaria), suma que de evitar su fuga, le daría solvencia al Estado para acometer los grandes proyectos que transformarían al país, garantizando la aplicación de pronta y cumplida justicia para todos y todas, por lo que se convierte en el primer compromiso para quien piense liderar exitosamente los destinos de Colombia.
2. Hacer realidad el desarrollo sostenible del sector agrario
El secular estancamiento del sector agrario colombiano se encuentra atado, fundamentalmente, al sistema de tenencia de la tierra caracterizado por grandes extensiones explotadas inadecuadamente con una baja productividad e insignificante generación de empleo formal, situación que mientras no se modifique no es posible pensar en el desarrollo del campo colombiano, por lo que es tarea principal dentro de las políticas de reforma agraria transformar estas explotaciones en empresas agrícolas tecnificadas, con alto nivel de productividad y generación de empleo formal; esta es una tarea que se debe cumplir en el futuro inmediato, pues de lo contrario, el campo seguirá produciendo desempleo, cultivos ilícitos, delincuencia y desplazamiento forzado.
3. Darle cumplimiento al artículo 49 de la Constitución Política
Esto en el sentido de cumplir cabalmente con la atención que implica la seguridad social, superando las dificultades que presenta la prestación del servicio bajo la actual estructura y organización, caracterizada por deficientes servicios y crónicos déficits financieros, situación que requiere de una efectiva acción del Estado, asignándole el total manejo de los servicios de salud, a una EPS estatal, estableciendo mecanismos de control que garanticen la eficacia del servicio y la racionalidad del gasto en la prestación del mismo.
Para superar el crónico déficit del sistema de salud es necesario establecer nuevas fuentes financieras, y soportar así los costos de los servicios de manera sostenible, poniendo en práctica la creación del Banco de la Seguridad Social, el cual recepcionará los aportes de los usuarios. Parte de las utilidades generadas por esta Institución se destinarán a financiar los servicios de salud y a otorgar créditos blandos a los mejores egresados de los programas de medicina para que cursen estudios en especialidades clínicas, con el fin de reducir el déficit de profesionales existentes en estas áreas.
4. Garantizar la protección y seguridad ciudadana
El nivel de inseguridad que afecta a la ciudadanía urge de la implementación de un plan integral para tomar el control permanente de las zonas bajo dominio de grupos delincuenciales. Esto requiere de un análisis muy objetivo de las condiciones de cada región a intervenir, ya que el propósito no es únicamente llevar a las fuerzas de seguridad para que sometan a los delincuentes, sino hacer presencia activa en las comunidades afectadas, con el fin de analizar e interpretar su verdadera realidad y contribuir de manera eficaz en la solución de sus problemas más sentidos.
5. Política económica para el desarrollo sostenible
La capacidad financiera del Estado para atender las múltiples necesidades que padece la población colombiana depende del nivel del recaudo de la tributación. Esto obliga al gobernante a ser equitativo, tanto en la asignación de las partidas que van a atender las diversas necesidades de las comunidades, de acuerdo con la urgencia de su cubrimiento, como en las sumas a tributar por las personas, dependiendo de su nivel de ingresos, estableciéndose así el equilibrio entre lo que recibimos y damos.
Indudablemente, que la exigencia de las personas en el mejoramiento de su calidad de vida requiere de más recursos cada día, lo cual implica, en justicia, que el que tiene más, aporte más, recursos estos que dinamizarán la economía, favoreciendo así a todos los miembros de la comunidad. Esta es la dinámica a aplicar para que Colombia se encauce de manera sólida hacia el desarrollo sostenible y, la necesaria guía para quien tome este liderazgo.
En este contexto, invito a todos y todas, que se sientan identificados con este llamado a motivar a quienes crean que tienen el perfil para personificar este liderazgo, a visibilizarlo(a) y a aglutinar simpatizantes a su alrededor, para que así podamos encontrar el líder o la lideresa que necesitamos, rodeándolo(a) de nuestro apoyo y entusiasmo, alejados de consignas que fomenten el odio y la división en nuestra nación porque en estos momentos lo que se requiere es la unión.