Como si se tratara de la mitología griega, los políticos colombianos se creen dioses y en cierta medida nosotros les hemos permitido que lo sean. Los políticos en Colombia tienen superpoderes, pero ojalá fueran superpoderes para ayudar a sacar de la miseria a nuestro país, pero no, por el contrario tienen superpoderes, para robar, matar, mentir y un poder de mover masas ingenuas que creen todavía en la política de esos dioses.
Ellos creen que pueden hacer con el país lo que quieran, se han vuelto intocables ante la ley y también ante el pueblo. Pero más allá de todas las fechorías que hacen día a día y que son conocidas por los ciudadanos y confesadas por ellos mismos, existen grupos de personas que los siguen como si fueran mesías, perdonándoles todos los errores del pasado y más grave aún, algunas veces justificando esos errores. Los políticos en Colombia nos siguen dividiendo al igual que hace 50 años, sus seguidores son obsesivos y son capaces de todo para defender a su Dios, pero no se dan cuenta de que el país se encuentra en una lamentable situación a causa de esos políticos que se creen dioses.
Las personas que idolatran a estos políticos, no les basta ver la miseria del Choco, de la Guajira o del Putumayo, a ellos ni siquiera les basta mirar su propia miseria, la gran mayoría, yo diría que todos, tienen que vivir en la inseguridad del país, soportar la mala infraestructura, la pobreza y el atraco de nuestros recursos naturales y aun así los defienden e idolatran.
Yo creo que el problema en Colombia no es la ideología política, el problema son los políticos que la pregonan, no se le puede tolerar a una persona los delitos y las cosas mal hechas, solo porque pertenecen a nuestra ideología. Este es un problema que tienen los de la derecha e izquierda en Colombia, ya que mientras el pueblo se rasga las vestiduras por defender a un mesías, llámese Petro o Uribe, estos tipos siguen haciendo de las suyas.
Se necesita urgente renovar los partidos políticos en Colombia, se necesita sangre nueva, joven y con ideales, pero sobre todo se necesita honestidad y tolerancia. Necesitamos dejar de idolatrar a estos personajes que todos los días le hacen daño a la democracia. Nosotros no necesitamos dioses, necesitamos héroes, pero héroes de carne y hueso que comprendan y se comprometan con la situación del país y que sean capaces de construir una mejor Colombia.
En Colombia debemos caber todos, izquierda, derecha, los de centro, las minorías, etc. Todos tenemos derecho a vivir y a opinar. Si en Colombia logramos dar el gran salto de sacar a los corruptos del poder, lograremos un país mucho más incluyente y empezaremos a construir ese país que tanto soñamos. Es necesario empezar dándole el apoyo a esa nueva generación de políticos, pero no a los que idolatran sino a los que tienen nuevas ideas y están limpios de la basura en la que se convirtió la política en Colombia.