Dentro de un año, los colombianos tendremos nuevas elecciones presidenciales para el cuatrienio 2019 – 2022. No se trata de unas elecciones más, lo que hay en juego es la consolidación del proceso de paz y la reconstrucción de un país acosado por la corrupción, la inequidad y una oposición política que con torpeza y miopía insiste en reducir el debate político a sabotear el avance de la reconciliación y con ello la oportunidad más cercana que en décadas hemos tenido de construir un país mejor.
Algunos dirigentes políticos aún no entienden o no quieren aceptar que el proceso de paz está en sus inicios, que la firma de los acuerdos no garantiza la paz, porque las causas del origen del conflicto armado y la violencia aún no se han resuelto.
Todo debate que no esté enfocado en la reconstrucción del país es una pérdida de tiempo innecesaria y costosa. No podemos seguir mirando hacia atrás. No tiene ningún sentido seguir polarizando el país con discursos que distraen la atención de los verdaderos y más graves problemas que afectan a los colombianos: corrupción, inequidad e impunidad.
Es el momento de enarbolar las banderas de la reconciliación para emprender la reconstrucción del país con el apoyo y participación de todos los estratos de la sociedad. Es el tiempo de construir una visión de país, que nos haga sentir orgullosos de ser colombianos y hacia la cual andemos con decisión, compromiso y carácter.
Necesitamos revivir en todos los niveles de la sociedad los valores de honestidad, de misericordia, de respeto, solidaridad. Tenemos que rescatar de la mano de los corruptos y criminales la justicia. Debemos recobrar y fortalecer el respeto y amor por nuestra patria.
No podemos heredar los sentimientos de odio y revanchismo a las futuras generaciones. Si todos los colombianos queremos y necesitamos un país donde tengamos acceso a una educación de calidad, a servicios de salud eficientes, a empleos dignos, a un entorno seguro, a una justicia imparcial y eficaz, a la libre expresión y al ejercicio respetuoso de nuestras creencias, ¿qué nos impide iniciar la construcción de ese país?
Tenemos que dejar de escuchar a aquellos que solo tienen discursos de odio, de violencia, de venganza, de destrucción. Aquellos que mantienen el país en el subdesarrollo social, político y económico. Aquellos que se han beneficiado por décadas de los privilegios que el poder les otorga.
El papa Francisco ha hecho una invitación respetuosa a todos los colombianos para que dejemos los odios atrás y enfoquemos nuestros esfuerzos y talentos hacia la reconciliación y construcción de un país donde todos podamos vivir dignamente, de madera civilizada y con tolerancia por las diferencias. Ojalá este mensaje de esperanza y amor permee el corazón y las mentes de todos los colombianos y guíe nuestras decisiones en las próximas elecciones.