En la entrevista oficializada por Publímetro, reconocido medio de prensa en Latinoamérica, el exprocurador y actual candidato presidencial, Alejandro Ordóñez Maldonado, reveló múltiples afirmaciones que, si bien sus argumentos fueron concretos, no lograron esquivar la suma polémica que se generó en los lectores y, en general, la sociedad colombiana actual.
Cabe aclarar que aunque soy católico, disiento de las afirmaciones del personaje entrevistado.
Aceptando que sea cierto que Colombia no es un Estado laico, entonces debe ser todo lo contrario, debemos buscar la palabra o las palabras antónimas de laico, que según el diccionario de la Real Academia de la lengua Española, pueden ser religioso, clerical o confesional
Si aceptamos lo que afirma el exprocurador Alejandro Ordóñez (sin ordeñarnos de la risa), Colombia sería un Estado clerical o eclesiástico y confesional (como lo es el Estado Vaticano).
En caso de que el exprocurador tenga razón y Colombia sea un Estado religioso, debe definirse en la Constitución a cuál de todas las religiones está sometido el Estado colombiano, ya que en Colombia existen numerosas religiones, entre ellas el cristianismo, el Islamismo, el Hinduismo, el Judaísmo y el Budismo y el Sintoísmo, especialmente en este siglo XXI en el cual las migraciones de personas entre países se ha incrementado, siendo Colombia un país al cual han llegado personas extranjeras que abrazan y practican religiones no cristianas.
Ahora, si se define que Colombia es un estado religioso, clerical, o confesional cristiano, debe tenerse en cuenta que la iglesia católica ( de la cual soy feligrés) no es la única existente en Colombia. Entre el cristianismo hay ya infinidad de iglesias no cristianas con sede en Colombia y en el país prima el protestantismo o reforma luterana, así como también el pentecostalismo, que privilegia la expresión de emociones sobre la reflexión. Ejemplos de esta corriente pentecostal en Colombia son las iglesias Misión Panamericana (1956), la Misión Carismática Internacional (1983) y el Centro Mundial de Avivamiento (1991), que comparten características como la importancia dada al carisma de sus líderes (por eso también se las conoce como carismáticas ), así como a los denominados dones del Espíritu Santo, como la capacidad sobrenatural de hablar lenguas (glosolalia) y la imposición de manos.
Los pentecostales no son herederos de la Reforma protestante de Martín Lutero, porque tienen una teología diferente de la suya, egocéntrica y orientada a la “manipulación mental, sexual, económica y política”, en palabras de los metodistas; pero el pastor Édgar Castaño, quien preside Cedecol, defiende que las iglesias que él lidera “sí son herederas de la Reforma porque comparten los principios del protestantismo, como la fe en Cristo y la supremacía de la Biblia”. El Consejo Evangélico de Colombia (CEDECOL), reúne a 260 iglesias cristianas no católicas, con templos en Colombia y se calcula que sus fieles alcanza la cifra de 10 millones (casi el 20 por ciento de la población).
El aumento de fieles comprometidos durante los últimos 30 años ha hecho que las iglesias de raíz protestante tengan cada vez más influencia en la sociedad colombiana. De hecho, varias han caído en la tentación de intentar convertir su caudal de almas en capital electoral.
En los años 80 y 90 aparecieron los primeros movimientos políticos confesionales de corte evangélico, como el Movimiento Unión Cristiana y el Partido Nacional Cristiano. Después, en el 2000, vino el partido Mira, que germinó en la iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, de María Luisa Piraquive, que ha tenido a varios congresistas. En el 2002, Alexandra Moreno, hija de Piraquive, llega al Senado. Cuatro años después, Mira obtuvo tres escaños en el Congreso.
Por otro lado, políticos protestantes que militan en partidos tradicionales han liderado batallas contra fenómenos que están en contravía de sus creencias, como el matrimonio gay, el aborto y la adopción de niños por parejas del mismo sexo. Entre ellos se cuentan el senador Jimmy Chamorro (‘la U’) y la exfiscal y hoy senadora liberal Viviane Morales, miembro de la iglesia Casa sobre la Roca, quien impulsa un referendo para impedir que las parejas homosexuales y los solteros puedan adoptar.
Si hacemos caso a lo que pregona Alejandro Ordóñez, debe entonces definirse por cuál de todas las iglesias cristianas está dominado el Estado colombiano, Si se define en la Constitución que Colombia es un Estado religioso, clerical, monacal o confesional católico, entonces yo exijo que el presidente sea católico practicante y debe ser preferiblemente el Cardenal primado de Colombia o cualquiera de los obispos y arzobispos.
Si se define que el Estado colombiano debe ser religioso o confesional cristiano no católico, yo exigiría que la presidenta sea María Luisa Piraquive Corredor (Nacida en Chipatá, Santander, 10 de febrero de 1949) que es una dirigente cristiana neopentecostal colombiana, cofundadora y Líder de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, fundadora del Instituto Bíblico Ministerios y Dones, creadora y presidente de la Fundación Internacional María Luisa de Moreno y ex-esposa del pastor Luis Eduardo Moreno y madre de la ex-senadora colombiana Alexandra Moreno Piraquive. María Luisa Piraquive es s precursora y militante activa del Movimiento MIRA.
Ahora, si se define que el Estado colombiano es religioso, confesional, dominado por los mormones o Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, con sede en Salt Lake City, yo exijo que el presidente de Colombia sea el líder mormón en Colombia y así, sucesivamente.
Pero no, no comparto la propuesta de establecer en la Constitución que Colombia es un país religioso, monacal, clerical y confesional. En la Constitución de 1991 se logró un gran avance al hacer el reconocimiento que permitió a las minorías religiosas tener un espacio en la sociedad colombiana: el derecho a la libertad de culto.
Hoy, el panorama ha cambiado y si hay algo en lo que concuerdan los líderes religiosos de las doctrinas con más adeptos en el país es que en Colombia hay libertad para expresar y difundir sus creencias.