Sí, señores y señoras, Colombia no está preparada para las victorias futbolísticas. Si queremos paz en este territorio debemos ignorar el negocio del fútbol. Los resultados son siempre los mismos: muertes, pasiones exorbitantes y un ferviente nacionalismo con el que se favorecen los poderosos del país y del mundo.
Los medios de desinformación y la publicidad que pagan empresarios y políticos se basan en lecciones freudianas. A saber, que existe un hipnotizador (por ejemplo, la televisión) que nos incita indirectamente a la frase: “Ahora se va usted a ocupar exclusivamente de mi persona; el resto del mundo carece de todo interés.” Pues es así como mantienen a la mayoría de colombianos con el fútbol, las telenovelas, los realities shows, las noticias, etc.
Sin embargo, a qué se debe que haya siempre muertos, balas perdidas, daños públicos, conductores ebrios y una cantidad inimaginable de hechos de violencia cuando gana o pierde un equipo de fútbol. Los planteamientos de un señor austriaco, llamado el padre del psicoanálisis, tal vez sean la respuesta.
Lo diré de forma breve y general, aunque tenga dificultades por su extensión. Todo comienza con la idea evolutiva del hombre de Charles Darwin, los casi humanos vivían en hordas (grupos) donde se sometían al dominio del macho más fuerte. Esta forma de vida ha dejado huella y se manifiesta, según Freud, en nuestro inconsciente. Los deseos de destruir al otro están dentro de la psiquis del individuo y están relacionadas con la conformación de la horda primitiva.
Ahora bien, el estado psíquico de la masa humana presenta las mismas características de la horda primitiva: “la desaparición de la personalidad individual consciente, la orientación de los pensamientos y los sentimientos en un mismo sentido, el predominio de la afectividad y de la vida psíquica inconsciente, la tendencia a la realización inmediata de las intenciones que puedan surgir.” Además, que la visión que tienen los fanáticos del fútbol sobre los jugadores de la Selección guarda similitudes con la forma como era visto el macho dominante en la horda primitiva, es decir, como un ideal de masa y como un objeto de amor, que genera a la vez un odio por el extranjero o por un miembro de otro equipo de fútbol. Por lo tanto, no es extraño que la mayoría de colombianos reaccionemos de forma violenta ante estos eventos y de forma pasiva frente a cosas importantes en el país, por ejemplo: lo que está pasado en la Guajira, en el Amazonas, en la Habana, en cuanto se refiere a derechos fundamentales; salud, educación, entre otras cosas. Es por eso que ganamos más cuando pierde la selección Colombia, porque se pierde la fuerza de cohesión que mantiene unida a la masa y por qué la prensa no tendrá más talante por este lado para crear euforia. Así que ojalá, como dicen pocos colombianos, que gane Argentina este viernes.
