Mientras el gobierno se esfuerza por presentar cifras “maquilladas” sobre el mejoramiento de las condiciones de vida de los colombianos, en particular en desigualdad, pobreza y desempleo, la realidad y diferentes estudios internacionales lo desmienten.
Al anuncio de hace algunos meses del economista Thomas Piketty de Colombia como uno de los países más desiguales del mundo, se suma el informe Panorama Social 2015 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que reitera esta preocupación, además de mostrar las deficiencias de las cifras oficiales reportadas por el Dane. De especial interés es el informe de riqueza del Credit Suisse Research Institute, que en su sexto informe complementa las alarmantes cifras que en materia de distribución de riqueza se presentan. Este documento muestra la evolución de los niveles de riqueza de doscientos (200) países en el período 2000-2015, a nivel regional, nacional y las estimaciones a 2020, buscando construir algunas conclusiones, en particular sobre la clase media global y su comportamiento en el tiempo, arrojando nefastas cifras sobre la concentración de la riqueza en el mundo.
Para Colombia, se observa que de los 31,382 millones de adultos del país a 2015, sólo el 16,2% son clase media o superior. La parte superior de la pirámide, donde están aquellos con más de 100.000 USD de riqueza únicamente está compuesta por el 3,8% de la población Colombiana. Sólo 3 personas concentran la riqueza equivalente a los más de 20 millones de colombianos que se encuentran en la base de la pirámide.
Al analizar la cuota de riqueza dividida por deciles, se aprecia que mientras el primero, segundo y tercer decil suman el 1% de la riqueza nacional, el decil más alto posee el 66,8% de la riqueza del país. Es decir, la riqueza que es socialmente producida, se concentra en un número cada vez menor de manos. Para completar estas preocupantes cifras, en el último año se ha presentado una disminución de un significativo 23,4% en la riqueza de los hogares colombianos y un 24,9% en la riqueza por adulto; se trata de la caída porcentual más significativa del total de países estudiados en América Latina y la antepenúltima de los 200 países comprendidos en el análisis.
Este panorama negado por el gobierno nacional tiende a agravarse, ya que se ha buscado hacer frente a la crisis económica nacional descargándola en la golpeada clase trabajadora. El país está en mora de dar un debate serio y profundo sobre la distribución de la riqueza: un primer paso sería promover una tributación progresiva que grave a grandes capitales y empresas y no a la clase media y trabajadora nacional. Se trata de iniciativas que, por principio, no promoverá el gobierno nacional, al menos que sea llevado a ello como resultado de la organización y movilización del pueblo colombiano. Mientras tanto, la realidad seguirá contrariando los indicadores oficiales: pobres cada vez más pobres y ricos, más ricos.