Ha sorprendido la aceptación de Colombia al pedido de Estados Unidos de recibir 4.000 refugiados afganos luego de la toma del poder por parte de los talibanes, pues el país ya ha aceptado 1.800.000 refugiados venezolanos, otros migrantes haitianos y de América Latina.
El caso de Afganistán es particularmente delicado porque este país es el primer productor de amapola, opio y de heroína del mundo (casi el 40 % de su PIB es droga) y la presencia de esta enorme masa de refugiados en Colombia podría hacer una peligrosa sinergia con los carteles de la droga y de la producción de coca del país. Cien talibanes de EI-K o ISIS-K o Estado Islámico Khorasan, grupo más radical, han sido detectados como infiltrados en el grupo de afganos que está saliendo.
Además, y aún más delicado, los “nuevos mejores aliados” del régimen talibán son Rusia, China, Irán, Turquía y Pakistán, entre otros, que son los mismos grandes socios y aliados de Venezuela y de Cuba.
Como se conoce, los cubanos y ahora los venezolanos y otros países, en medio de migraciones forzadas o voluntarias, legales o ilegales, por medio de contratos o asesorías en múltiples áreas o por solicitud de EE. UU., pueden hacer una peligrosa penetración o infiltración política con el ánimo de desestabilizar a los países. El caso extremo reciente es Cuba sobre Venezuela. (Werlau, María C. 'La Intervención de Cuba en Venezuela: una Ocupación Estratégica con Implicaciones Globales', 2019). O el atentado de los iraníes, con pasaportes venezolanos, en Argentina.
Cuba, con asesorías o alianzas, le ha estado exprimiendo hasta la última gota de sangre a Venezuela. Además, las deudas de Venezuela a China, Rusia e Irán, entre otros, son de magnitudes desorbitantes, por eso el gobierno Venezolano se ha visto en la obligación de entregar o comprometer, por varias generaciones, su petróleo, sus minas de coltán, oro, diamantes, fuentes de agua, generadoras de energía, entre otros recursos.
Que Colombia acepte la propuesta de EE. UU. es realmente sorprendente por los riesgos y peligros que enfrenta el país con la presencia de las disidencias de las Farc, el ELN, los paramilitares, las autodefensas gaitanistas, los carteles nacionales y extranjeros, todos involucrados y financiados por el negocio de la droga, la explotación ilegal del oro, del coltán y de otros negocios ilegales. En medio de una situación social casi insostenible.
Cuba y Venezuela tienen como objetivo inmediato y prioritario penetrar y desestabilizar a Colombia para tratar de extraer nuestra savia, pues como ha quedado claro, se les están agotando los recursos. (Werlau, ibídem y reuniones internas en la Habana y Caracas que se han filtrado). Sus condiciones económicas y sociales son lamentables.
Hay 196 países en el mundo, y de ellos, al menos 20 muy ricos. No se entiende por qué EE. UU. hace esta delicada propuesta a Colombia. ¡Es como agregarle ácido sulfúrico a una herida abierta! Estados Unidos debe, por el contrario, proteger y cuidar estratégicamente a un gran aliado que está amenazado y en dificultades.
Ni siquiera Europa cumplió su promesa de recibir 160.000 refugiados durante la crisis de Siria. Y más inexplicable aún es la aceptación de Colombia a esta propuesta, no solo sin consultar con la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, sino también sin evaluar a profundidad, los riesgos inherentes e innecesarios de esta nueva y numerosa migración. ¿O qué condiciones, filtros, registros o seguimiento se van a exigir a los afganos?
Este caso es parecido a lo que le sucedió a John Locke, quien era ateo y cuando le preguntaron unos amigos en el lecho de muerte que si le aplicaban la extremaunción, él respondió: “Échela. Es mejor llevar capa por si de pronto llueve”. ¿Para qué asumir más riesgos de los que tenemos? ¿O contra qué?, como diría López Michelsen.
