Hice mi mejor esfuerzo por no escribir sobre política durante todos estos días, pero resulta sencillamente imposible seguir conteniendo esto de expresar una opinión, cuando veo cómo amigos y familiares tildan a unos y a otros por barato de ignorantes por no votar por X o Y candidato.
Qué pereza ver tanto odio en las redes sociales. Qué pereza ver tanto erudito de supermercado dictando cátedra sobre lo que debe cada persona marcar en la segunda vuelta presidencial.
Creo firmemente que en una democracia lo mínimo que deberíamos tener como acuerdo fundamental es el respeto por quien piensa o elige una opción distinta a la nuestra.
Que si Duque es un títere de Uribe, que es un oligarca, que si es paraco, que nos va a llevar a ser Venezuela al unificar los poderes del Estado, que no ha administrado ni una tienda de dulces, que es el candidato de la guerra, etc, etc y muchos más etc.
Que si Petro es un exguerrillero (bueno eso sí es cierto), que es un prepotente, que es un expropiador, que tiene títulos falsos, que es el candidato de las Farc, que es el candidato de los pobres en contra de esos ricos que mal hacen con hacer empresa en Colombia, que es el candidato de la paz, etc., etc. y muchos más etc.
A esa sarta de declaraciones de uno y otro bando, porque parece que cada persona ha decidido atrincherarse para acabar con quien no piense igual, deben sumarse las que hacen llamado a los “tibios” que votaron por Fajardo y De la Calle para irse para uno u otro lado de la trinchera.
¡Qué horror! Este es el peor escenario posible: un país supremamente polarizado que tiene como mínimo cuatro años más garantizados de odios y rencores.
El problema no es si Duque o Petro son “malos”, el foco de la preocupación de muchas personas gira en torno al hecho que ambos candidatos simbolizan dos visiones diametralmente opuestas, en donde la reconciliación y la unión de los colombianos no parece ser la prioridad en su discurso.
Guste o no guste ninguno de los candidatos que pasaron a segunda vuelta, ese es el resultado del juego de la democracia; esos dos señores son los que quedaron elegidos y es alguno de ellos quien dirigirá el país el próximo cuatrenio como mínimo (y digo mínimo haciendo fuerza para que no se les ocurra modificar las reglas de juego y quererse afincar en el poder otros años más).
Ambos candidatos tienen propuestas interesantes y algunas otras realmente nefastas. Ambos candidatos tienen apoyos demasiado miedosos a su lado que hacen prever lo peor de lo peor. A mí que no me vengan con el cuento que las Farc son unos angelitos regenerados. Ambos candidatos tienen en su entorno no políticos sino verdaderos politiqueros, autores materiales e intelectuales de verdaderos esperpentos en contra de la ciudadanía.
Tengo amigos que van a votar en segunda vuelta por Duque. Tengo amigos que van a votar en segunda vuelta por Petro. Ya me da miedo decir públicamente por quién voy a votar, porque no quiero entrar en ese riesgoso terreno de tener que explicar por qué el otro candidato me parece una pésima opción para Colombia y su economía, y con ello herir susceptibilidades.
Lo que he decidido pedirle claramente a los amigos de uno y otro lado de la trinchera, es que le bajen el nivel a la agresividad. No entiendo qué ganan publicando cosas como: "si votas por Duque elimíname de tus contactos o muérete" o "si votas por Petro votas por las Farc".
Las argumentaciones centradas en quién respalda a quién y no centradas en la visión que se tiene de país, me parecen realmente insulsas. Quiero y sueño una Colombia donde reine el respeto por la diferencia.
Sea quien sea elegido en esa segunda vuelta presidencial, ojalá se tome como tarea urgente en su agenda invitarnos a unirnos como país. Llevamos muuuuuuchos años llenos de odio y eso no nos deja avanzar como nación.
Qué cuento ser de la OCDE, la Otan (esta perla no la he podido entender) y cuantos organismos quieran, si no somos capaces de reconocer que requerimos de mucha cultura, educación, tolerancia, respeto, unión y en general un propósito común.
Por lo que más quiera, amigo lector, vote por quien usted quiera. La invitación clara es por favor en estos días, durante el día de elecciones y después de ella, fomente el respeto por quien piensa distinto a usted.