Colombia el país más feliz del mundo
Opinión

Colombia el país más feliz del mundo

Sorprende porque en la mayoría de las variables que miden el bienestar ciudadano ganamos la competencia pero de los peores índices

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enero 27, 2016
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Sorprende siempre que en las encuestas sobre ‘el país más feliz del mundo’ aparezca  repetidamente Colombia en los primeros lugares —incluso como el primero de todos—.

Sorprende porque en la mayoría de las variables que miden el bienestar ciudadano —y no las macroeconómicas que muestran las finanzas del Estado—, estamos bastante mal y en todo caso mucho peor que buena parte de las naciones que nos son comparables. El gobierno se precia del crecimiento del PIB o de las reservas o de su cumplimiento de la ‘regla fiscal’, pero la verdad es que en cuestión de Educación, Salud, Empleo, Seguridad, Desigualdad, Justicia Social o simplemente Administración de Justicia o Confianza en las Instituciones, es decir lo que vive el ciudadano, se puede decir que ahí sí ganamos la competencia pero de los peores índices.

Se han buscado explicaciones a esta paradoja sin que ninguna sea aparentemente suficientemente válida. Entre ellas recuerdo una columna de Fernando Reyes Elisechea, un cachaco humorista anterior a Alberto Casas, con la cual los lectores se identificaron por ser verdad en ese momento, ya que mencionaba que en pocos países se podía gozar del privilegio de encontrar la felicidad tan fácil como en que al salir del cine no le habían robado a uno los limpiabrisas del automóvil.

Seguramente algo parecido puede suceder respecto a muchos aspectos ahora…

También existe la posibilidad de una variante de algún cuento infantil en el que un juego consistía en que la respuesta a toda pregunta debía ser el contrario de lo que se quería decir.

Pero para dar una explicación metodológicamente correcta lo primero es recordar que casi siempre en la forma de montar una encuesta se determina cual será el resultado de la misma. Esto, conocido y repetido en las encuestas electorales, aplica para cualquier sondeo como éste.

Eso explica y aplica por ejemplo a las varias veces en que se ha proclamado al director de la Policía de Colombia como “el mejor policía del mundo”. Estos son quienes han hecho los cursos en las escuelas americanas, han sido ‘sugeridos’ por los organismos de EE.UU.  que indican las prioridades que esas entidades deben cumplir (la DEA con la guerra a las drogas; la CIA con el terrorismo). Y son medidos no por la eficiencia sino por la cantidad de resultados que obtiene en tales campos: como Colombia mueve tanto como el conjunto del resto del mundo en droga, es apenas lógico que las capturas sean más grandes que las de otros países; y similarmente como tiene el conflicto interno más viejo del mundo —ahora con calidad de terrorismo— es lógico que sea quien más acciones en contra muestre —así no cambien nada—. ¿Qué de raro tiene que, más allá de los resultados en otros campos, esas agencias den esa calificación a quien cumple sirviendo sus objetivos?

¿Qué de raro tiene que esas agencias
den esa buena calificación a quien cumple sirviendo sus objetivos?
La venta de Isagén probablemente pondría al actual Minhacienda como ‘fuera de concurso’

O por ejemplo, el caso de los ministros de Hacienda también calificados como ‘el mejor del Continente’: si se han formado en las escuelas que producen un modelo; si han servido en las entidades internacionales que lo imponen; si sus actuaciones se guían sin considerar nada diferente que los indicadores macroeconómicos con los cuales ellos miden;  si aplican sus directrices, y globalizan, privatizan, privilegian la inversión extranjera y sobre todo la de las grandes trasnacionales; ¿no suena apenas obvio que, independientemente de lo que le toca vivir a la ciudadanía, aquel que más a rajatabla sigue el modelo sea al que mejor califiquen esos órganos? (la venta de Isagén probablemente pondría al actual como ‘fuera de concurso’).

Pero la encuesta o sondeo relacionado con la felicidad tenía básicamente una pregunta: ‘¿Usted se siente personalmente feliz con su vida?’ No parece susceptible de que aquí se dé manipulación, ni se ve razón para que la encuestadora tenga interés en uno u otro resultado.

Pero recuerdo un programa que escuché en Suiza, ajeno por tanto a cualquier interés o vínculo con Colombia, en el que mencionaban que la úlcera estomacal estaba relacionada con una bacteria que crecía exponencialmente bajo condiciones de estrés, y que donde más se había encontrado en el mundo era en la población colombiana entre los 18 y los 30 años. Coincidió eso con un informe de la misma época del Ministerio de Salud que decía que Colombia tenía un porcentaje de enfermos mentales mayor que cualquier de los países similares (mencionaban la depresión y la bipolaridad).

Tanto Álvaro Uribe como Juan Manuel Santos nos tratan de convencer que sacaron a los colombianos de esos estados, pero teniendo en cuenta que en el momento la devaluación y la caída de Ecopetrol y la bolsa significan pérdidas patrimoniales del orden del 40% para todos los colombianos, y los sufrimientos que a otros causa el fenómeno del niño, la única explicación posible es que sí somos enfermos mentales, solo que la enfermedad es el masoquismo.

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