Desafortunadamente la alegría y el entusiasmo que produce el salir de “paseo” por las carreteras colombianas, se puede transformar por momentos en un tortuoso viaje que tienen que soportar los paseantes a causa de los “trancones” originados por múltiples causas que aparentemente son fáciles de identificar, pero que parecieran sin solución a la vista.
Cada vez que llegan las vacaciones, o un “puente” corto o largo como el de Semana Santa que acaba de pasar, numerosas familias en sus carros “inundan” las carreteras en donde se forman los ya famosos y aburridores trancones. Muy a pesar de los esfuerzos que hace la Policía en las operaciones que ellos denominan “éxodo” y “retorno”.
En el caso de Bogotá, para empezar, las salidas por cualquiera de los puntos cardinales son un caos, pero sin lugar a dudas, la salida al sur se lleva todos los “records”, pues no es una exageración decir que se puede gastar más de una hora y media o más, desde la Autopista Sur con Avenida Boyacá hasta la salida de Soacha en un trayecto de no más de 10 Kms; para superar esta prueba solo queda llenarse de paciencia.
Pero además del trancón que de por sí ya exaspera a cualquiera, se debe soportar la falta de cultura ciudadana que “manejan” los conductores de taxis, de buses de servicio urbano e intermunicipal, que continúan en la guerra del centavo con todo los riesgos que esto implica, los “muleros” conductores de tracto camiones articulados que llevan no solamente las cargas de los vehículos, sino muchas veces las que producen las largas jornadas laborales que deben soportar y las maniobras de los demás conductores para tratar de avanzar.
Las vías y carreteras con deficiencias en el pavimento, en la señalización, en las bermas y hasta en el diseño según expertos en el tema, para la muestra un botón, la tan anunciada doble calzada Bogotá – Girardot que después de 11 años de haberse iniciado se anunció que se entregaba para Semana Santa, la cual a la vista de cualquier desprevenido deja en evidencia las muchas fallas que se presentan (separadores que son montículos de tierra colocados sobre el pavimento en donde sembraron árboles que no prosperaron, la falta de bermas y de cunetas, la ausencia de puentes peatonales y los pocos que han hecho afean el entorno, son algunas perlas) lo anterior, incluso ha motivado la protesta de quienes se sienten afectados por esta obra, entre ellos los vecinos del municipio de Silvania con justa razón, y para completar con la entrega de la doble calzada, el cierre en pleno Domingo de retorno de Semana Santa en el paso por Melgar en Tolemaida en donde se suspendió el tránsito por desprendimiento de materiales que taponaron la vía.
Pero tal vez lo que más molesta e incomoda a los viajeros es el pago en los peajes, porque además de ser de los más caros comparados con los países vecinos y de Norte América e incluso de algunos Europa, no se compadece con el mantenimiento de las vías, pareciera que esas concesiones son otro negocio de ese “capitalismo salvaje” en donde la mayor preocupación es obtener muchas ganancias con los menores gastos posibles.
Para seguir con el ejemplo de la salida de Bogotá por el Sur en dirección al Sur del Huila, en un trayecto de menos de 500 Kms existen 7 peajes en distancias relativamente cortas entre sí, en Cundinamarca aparecen dos en 53 Kms, el de Chusacá por un valor de $ 8.300 y el de Chinauta de $ 8.300 pesos, siguiendo la ruta se pasa al Tolima y se encuentran el de Flandes $ 8.500 y el de Patá $ 8.500 y ya en el Huila está el de Neiva de $ 8.300, a una distancia de 18,9 Kms el de Los Cauchos en Campoalegre que vale $ 7.600 y finalmente el de Altamira por un valor de $ 6.300 para un total $ 55.800 en el recorrido de ida, y en el viaje de regreso para completar un trayecto de menos de mil kilómetros se debe pagar otro tanto totalizando $ 111.600, ahora bien si usted pretende entrar a Bogotá por Soacha y encuentra en el Muña el tablero electrónico de la Policía Vial, que le anuncia que hay congestión y le recomienda tomar por Mosquera, agréguele el peaje de Mondoñedo de 9.600 pesos.
Lo paradójico es que en países vecinos como Ecuador y Venezuela para no ir más lejos no existe punto de comparación, carreteras que son autopistas con peajes inexistentes o a un valor muy bajo comparado con los de nuestro país. En un recorrido reciente por Costa Rica, que importa el 100% de petróleo y sus derivados, en un trayecto parecido al descrito arriba de 1000 Kms, con carreteras mejores que las nuestras, solamente encontramos un peaje por valor de 100 Colones, un colón equivale a $ 3,53 pesos colombianos; cómo hacen estos países con economías y ubicación geográfica muy parecida al nuestro para mantener buenas carreteras y casi sin peajes? .Qué explicación tienen nuestros gobernantes?
Para finalizar este párrafo de la columna de Andrés Hurtado García aparecida el 11 de Junio de 2012 en el Tiempo y que tituló: ¿Por qué Turquía?. “Desde hace cinco años, que fue la fecha de mi viaje anterior a esta nación hasta ahora, Turquía ha construido una impresionante red de carreteras y autopistas. Yo me preguntaba: ¿cómo lo han hecho? ¿Será que allá no hay "contratistas"? Recorrí 5.800 kilómetros y solo encontramos 6 peajes. Seis. En todos pagamos 5 liras turcas, algo así como cinco mil pesos colombianos y en uno, 15.000. De nuevo me preguntaba: ¿cómo lo hacen? Entre Barranquilla y Medellín hay 14 peajes. Ya los colombianos estamos tan acostumbrados a todas estas "peculiaridades" que dejamos de quejarnos. Pero sabemos que muchas "peculiaridades" que nos desesperan y enfurecen son verdaderos atracos”.
