Los estudiantes en Colombia cada vez leen peor, o por lo menos, eso es lo que demuestran las pruebas Pisa 2018, en las que perdimos 16 puntos en nuestro puntaje global en lectura frente a los resultados del 2015.
La mejor forma de ilustrar esta problemática la llegó a plasmar el escritor ruso, Fiódor Dostoyevski, en su obra Los hermanos Karamazov, en donde destacó que en la sociedad esclavista "los hombres no habrían padecido tanto la esclavitud si no amaran tanto sus cadenas". Y aun cuando en Colombia se abolió la esclavitud desde 1851, al observar dichos resultados, cuesta suponer que el fin de la esclavitud haya significado el fin de las cadenas en nuestra sociedad. Como planteaba el filósofo pedagogo colombiano, Estanislao Zuleta, los colombianos transformamos las cadenas de acero en cadenas sociales; cadenas que legitiman la sublevación de las mayorías, y a su vez, las promocionan.
En este orden de ideas, mencionaba Estanislao que la condición necesaria para que una sociedad mantuviera sus cadenas era desproveerse de toda crítica. Una condición que cobra especial relevancia al momento de observar que, desde que se aplican las pruebas Pisa en Colombia, menos del 1% de los estudiantes ha logrado alcanzar el nivel de "lectura crítica" de la prueba; es decir, el 99% restante no logra ubicarse en los dos niveles más altos (5 y 6) de lectura de la prueba.
¿Pero qué significa alcanzar los niveles 5 y 6 en lectura de las pruebas Pisa? según la Ocde, significa que los estudiantes están en la capacidad de distinguir entre hechos y opiniones implícitamente. Si hacemos un balance, la mayoría de los estudiantes en Colombia (más del 50% de la muestra) quedaron entre los niveles 1 y 2, es decir, que estos estudiantes solo pueden distinguir ideas de un texto si están explícitamente delimitadas en el mismo. Significa que más de la mitad de los educandos no pueden distinguir entre hechos y opiniones si no está explícitamente diferenciado. Lo que explica en gran medida el apogeo de las fake news o de cadenas con información falsa en las redes, y también es un indicativo de qué tan manipulables somos como sociedad a la hora de recibir información.
El problema se agudiza cuando se desagrega el desempeño de los estudiantes favorecidos frente a los desfavorecidos, respecto a las condiciones socioeconómicas en las que se desenvuelven. De acuerdo con la Ocde, para las pruebas del 2018 la diferencia en lectura de los primeros frente a los segundos es de 86 puntos. Una brecha que se observa también en los resultados de las pruebas Icfes 2019; en donde, como menciona el pedagogo, Julián de Zubiría Samper, el mejoramiento en la calidad educativa en los últimos años solo se observa en los colegios de estratos más altos. Frente a este panorama, vale la pena preguntarse si el sistema educativo en Colombia está logrando ser un superador de desigualdades o solo un espacio donde se recrudecen las brechas sociales.
Al final, todos padecemos las consecuencias de un país desigual en donde prácticamente no existe la lectura crítica. Principalmente, reconociendo que hoy Colombia es percibido como el país más corrupto del mundo, según el índice de Mejores países de 2020 realizado por la revista U.S. News. Un índice que no cuantifica los casos de corrupción en sí, sino la percepción de expertos y empresarios sobre el tema. De esta manera, la incapacidad que tenemos la mayoría de los educandos de distinguir entre hechos y opiniones implícitamente (como lo muestran las pruebas Pisa) demuestra por qué en los más de 200 años de historia patria como pueblo hemos elegido ser gobernados por el continuismo de las clases sociales que contaminan el poder. Continuismo que reafirma por qué ocupamos tan lamentable posición en ese indicador.
Es el momento de reconocer que mejorar la calidad educativa es una prioridad si queremos construir una sociedad distinta. No va a ser posible que el político populista tradicional salga del gobierno si como sociedad no podemos tomar decisiones con un carácter crítico. En términos de Estanislao, no va a ser posible liberarnos de nuestras cadenas si no empezamos a ser ciudadanos conscientes de nuestra responsabilidad con las causas sociales de este país. Sobre todo, en nuestra participación democrática.
En definitiva, quienes ganan en una sociedad donde menos del 1% de sus habitantes posee aptitudes de lectura crítica son los gobernantes acostumbrados a manipular al pueblo, a través de campañas demagógicas y argumentos amañados a sus intereses particulares. No es un problema de políticos de izquierda o derecha, sino de un pueblo que no sabe distinguir entre propuestas engañosas y propuestas congruentes.
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Programme for International Student Assesment - Results from Pisa 2018
Colombia se percibe como el país más corrupto del mundo
No mejoran las calificaciones de bachilleres en las pruebas Saber
Estanislao, Z. (1995). Educación y democracia. Un campo de combate. FES Fundación Estanislao Zuleta. Corporación Tercer Mundo. Cali.
Dostoyevsky, F. (1991). Los hermanos karamazov (Vol. 193). Edaf.
