Bienvenidos a la Cumbre Climática de la COP 16, donde la tierra de las mariposas amarillas del universo de Macondo los recibirá con su cálido abrazo en este valle del Pacífico. Colombia, con sus gaitas, mapalés y currulaos, les susurrará a propios y visitantes de esta cumbre: "¡Baila la tulpa por la vida!"
Desde este rincón de la tierra, se entrelazarán los ritmos ancestrales con el latir apasionado de la naturaleza, invitando a todos a unirse en armonía por el bienestar del planeta. Colombia biodiversa, arrullada por dos océanos, es un lienzo viviente donde las palmas cuchichean al cielo y susurran secretos ancestrales.
Hincada en los páramos y nevados, se yergue su glamorosa selva, un manto verde que abraza ríos y montañas con la fuerza de sus raíces. Colombia es la morada de los reptiles más bellos y exóticos del mundo, se erige como Potencia Mundial de la Vida, desplegando una exuberante variedad de climas que acarician su humeante café. En su seno palpita la alegría y resistencia del pueblo originario, tejido en la historia misma de esta tierra mulata, donde convergen colores, ritmos y sueños.
Así es Colombia, una sinfonía de naturaleza y cultura danzando al compás de su propia esencia. Un poema vivo que invita a descubrir la magia latiente en cada recodo de su geografía. En un rincón del universo, en un país llamado Colombia, se desplegará un manto de vida en la cumbre de la COP 16, que palpitará con la esperanza misma del cosmos.
Hoy le decimos al mundo que en cada brizna de la hierba, en el susurro del viento, en el canto de las aves, se entrelazan los hilos de la existencia, recordándole al planeta entero que donde ¡Hay vida, hay esperanza! En cada latido del corazón de la naturaleza, late también el anhelo de un futuro sostenible, sustentable y próspero para todas las criaturas que comparten este preciado hogar.
En tierra colombiana, donde la magia salvaje se despliega en cada rincón, y donde el río Amazonas acoge a la serpiente sin ojos en su danza eterna, tejiendo misterio y vida en sus aguas ancestrales. Aquí somos también el país de la canela, donde su aroma embriaga los sentidos y nos conecta con la esencia misma de la tierra. Eclipsados en la vorágine de la naturaleza exuberante, nos sumergimos en un universo paralelo donde lo insondable se vuelve tangible, y lo efímero cobra una eternidad de significados.
En cada respiro de este país latirá en dicha Cumbre, el pulso indómito de la selva, recordándonos que somos parte de su esencia y depositarios de su legado. Con todos los participantes de la Cumbre del Cambio Climático, desde lo más profundo de nuestra alma, alzamos la voz para proclamar al mundo que ¡Colombia es el Jardín de América del Sur! En cada rincón de esta tierra, la naturaleza desplegará su encanto con la generosidad de un edén ancestral.
Bajo el azul de la sucursal del cielo, Cali , la naturaleza y la humanidad se encontrarán en un abrazo sincero. Y la brisa susurrará secretos de equilibrio y armonía, mientras los árboles danzarán al compás de un mundo que clama por la paz con naturaleza.
En este encuentro, la tierra exhalará su suspiro más profundo, anhelando ser cuidada y protegida. El agua cristalina reflejará la esperanza de un mañana donde los ríos correrán libres y limpios, y donde los océanos serán por fin santuarios de vida inalterada. Las montañas serán los testigos milenarios de la historia del planeta; ellas anhelarán ser veneradas y preservadas por las generaciones venideras.
En esta reunión de corazones humanos y latidos naturales, se tejerá un pacto sagrado. Un compromiso inquebrantable de respeto mutuo y cuidado perpetuo. La paz con la naturaleza no es solo un deseo, es una responsabilidad compartida que nos llama a proteger cada hoja, cada criatura, cada ecosistema.
Que este encuentro en la COP 16 sea el inicio de una nueva era, donde la humanidad y la naturaleza caminen juntas en armonía, tejiendo un tapiz de paz que perdure por generaciones venideras.
Adenda: A la tierra, madre fecunda, te canto en verso eterno, tu abrazo sostiene la vida, tu amor es nuestro invierno...