Colombia: capitalismo parasitario, lejos del ecosocialismo

Colombia: capitalismo parasitario, lejos del ecosocialismo

Carecer de un proyecto político y el exterminio sistemático de la oposición ha sido una de las razones principales de la orfandad ideológica de la izquierda

Por: Oto Higuita
febrero 04, 2022
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Colombia: capitalismo parasitario, lejos del ecosocialismo
Foto: Pixabay

Colombia cuenta hoy con una propuesta de capitalismo productivo, turismo de la “paz” y modelo de energías “limpias” que propone un sector del liberalismo junto al progresismo (Verdes, Mais), una parte de la izquierda (UP/PC/POLO) y los alternativos en el programa de la Colombia Humana.

La propuesta de modelo económico del resto de fuerzas políticas de la derecha, como se sabe, es más de lo mismo, capitalismo neoliberal y además parasitario.

Ese ha sido el modelo económico que ha implementado las últimas 5 décadas, el bloque de poder dominante, modelo que viene de antes de César Gaviria, quien abrió las puertas al neoliberalismo y las privatizaciones con su conocida bandera de campaña: “Colombianos, bienvenidos al futuro”, el 7 de agosto de 1990, día que se posesionó como presidente.

Por razones de espacio, no se va a describir y analizar aquí los aspectos organizativos (partidos y movimientos políticos), programáticos y liderazgos políticos de las clases que conforman el bloque de poder dominante, son bien conocidos.

Colombia adolece de una propuesta de ecosocialismo democrático

Colombia no solo adolece de una propuesta de ecosocialismo democrático, sino de programa, organización (movimiento-partido) y liderazgo que lo hagan posible.

Esta afirmación amerita, ciertamente, un análisis y una discusión que tenga en cuenta las condiciones sociales y políticas de una sociedad como la colombiana cuya pobreza alcanza hoy niveles catastróficos, con una paz a medias y traicionada y en medio de una guerra cruenta que cobra vidas diariamente.

La carencia de una propuesta de ecosocialismo democrático es, entre otros hechos, el resultado de décadas de lucha de clases que en Colombia ha significado el exterminio sistemático de generaciones de militantes y líderes políticos que enarbolaron ayer el proyecto de un socialismo simple y llano, eran hijos e hijas de su tiempo.

Otros, en cambio, han sostenido que las contradicciones ideológicas y diferencias históricas entre las diferentes tendencias de izquierda, han sido la causa del retroceso y estancamiento de ésta.

El exterminio continuo y sistemático de la oposición y las fuerzas de izquierda en Colombia, de sus dirigentes y sus bases ayer como hoy, es uno de los hechos históricos más relevantes.

La magnitud y significado de esa brutal eliminación de la oposición, no tiene paralelo en la historia contemporánea de América Latina y tal vez del mundo, con excepción de la época de las dictaduras en el continente.

Y este hecho concreto, carecer de un proyecto político y el exterminio sistemático de la oposición, esta pérdida continua de dirigentes y activistas con capacidad de conducción política, ha sido una de las razones principales de la orfandad ideológica de la izquierda. Situación aprovechada tanto por el bloque de poder dominante, como por los progresistas, alternativos, el llamado “centro” e incluso quienes se hacen llamar de "izquierda".

Aumento de la lucha de clases extraparlamentaria y parlamentaria

La situación política hoy se caracteriza por un aumento nunca antes visto de la lucha de clases. Situación que se refleja en la permanente disposición de lucha que se vive en todo el país, con su punto más alto en la movilización nacional que empezó el 28 de abril del 2021 y pasó a ser, por su beligerancia, capacidad de resistencia y digna rabia en el estallido social y el paro nacional que duró hasta el resto del año.

El auge de las luchas sociales en Colombia ha tenido como protagonista principal y sujeto de cambio a las ciudadanías libres y al movimiento social de carácter popular (millones de jóvenes estudiantes de estratos bajos y medios, informales, campesinos, afros, indígenas, mujeres, intelectuales, artistas), las clases subalternas.

Los escenarios de lucha de este poderoso movimiento social, han sido las calles, los barrios, el campo, las universidades, los teatros, las plazas públicas, etc.

La forma que ha adquirido dichas luchas ha sido, principal pero no únicamente, la extraparlamentaria, cuyo significado y consecuencias son, en algunos aspectos diferentes pero también similares, a las luchas parlamentaria.

Hoy de nuevo se asiste a la lucha parlamentaria, a la disputa por el poder gubernamental en las urnas a través del voto a la Presidencia y al Senado.

Esta como las demás luchas, se están dando en medio de una cruenta guerra de clases y del exterminio del movimiento alternativo, sus líderes sociales y los y las firmantes del incumplido acuerdo de paz.

Para el desarrollo, consolidación y unificación de estas dos formas de lucha será clave el papel de los liderazgos locales, regionales y nacionales tanto de la tendencia progresista y alternativa, como de la izquierda socialista por el cambio en Colombia

Francia Márquez: programa, organización y liderazgo de la izquierda (socialista) en Colombia

Se viene argumentando que la respuesta a la falta de una propuesta de ecosocialismo democrático, organización y liderazgo de la izquierda en Colombia es Francia Márquez y Soy porque somos, el movimiento que le sirve de plataforma política. Pues bien, esta es una buena tesis para ahondar en el debate.

Sobre el papel de Francia Márquez como precandidata presidencial, sin duda, se está consolidando como la líder de un movimiento que recoge las luchas de las comunidades afro del pacífico caucano, valluno, nariñense y sur del Chocó.

Ha llegado a más sectores como colectivos juveniles y estudiantiles, el movimiento feminista, exsenadoras como Angela Robledo, artistas y un grupo de intelectuales de izquierda y democráticos con peso en el debate.

El movimiento que representa, Soy porque somos, ha logrado fortalecerse a pesar del poco resultado de la campaña de recolección de firmas para apuntalar su candidatura a la presidencia, copiando modelos trillados de la política tradicional para ganar simpatizantes y votos.

Sufrió además el codazo que les dieron en la lista cerrada del PH que le negó los puestos acordados por consenso a sus delegados, como sucedió con el reconocido lider del Proceso de Comunidades negras (PCN) Carlos Rosero y otras liderezas, desplazado del puesto 11 para asignárselo a Alex Flórez, alfil del alcalde de Medellín Daniel Quintero, que fue obligado a dejar su cargo de Concejal después que el Tribunal Administrativo de Antioquia le decretó la pérdida de investidura por suscribir un contrato con una institución pública anterior a su elección, sabiendo que estaba impedido para hacerlo.

Francia Márquez no aceptó, en todo el derecho, la propuesta de ser candidata al Senado en la lista del PH.

No se puede negar la importancia de esta decisión, esa hubiera sido también una posibilidad real de que fuera senadora.

Tampoco está claro cuáles son los argumentos de fondo, no las consignas de campaña o la tesis de que “estamos” acumulando con ella, que la llevaron a que mantuviera su postura de precandidata a la presidencia, en una disputa a todas luces desigual con Gustavo Petro.

Afirmar que Francia Márquez no cuenta con el respaldo de las bases (a nivel nacional), ni con el movimiento social o partido para ser presidenta, ni en Colombia están dadas las condiciones para elegir una presidente con sus características, negra, raizal, socialista, feminista, abre para muchas lecturas e interpretaciones, no exentas del argumento de que por ser mujer y negra se le niega el apoyo o el aval entre muchos activistas de izquierda, que por su machismo y patriarcalismo, prefieren a un “macho blanco” como Petro.

En diferentes artículos se ha caracterizado a Gustavo Petro política e ideológicamente, como un socialdemócrata con ideas liberales de distribución de la renta y capitalismo productivo, con un modelo de desarrollo basado en energías no fósiles, que incluyó en su programa las nuevas subjetividades, entre ellas el feminismo, con una visión diametralmente opuesta a la propuesta de ecosocialismo democrático, como se expuso arriba.

Se ha argumentado, por otro lado, que el debate de ideas sobre el ecosocialismo, feminista y raizal está en Francia Márquez.

Seguramente, pero hasta ahora no ha pasado de decir algunas frases cortas y precisas en las peroratas maratónicas que llaman debates presidenciales, donde en un minuto le piden a cada uno de los y las invitadas a que de su opinión sobre algún tema.

En las entrevistas que ha dado ha sido clara en expresar sus ideas, su visión y, sobre todo, en defenderse de las encerronas de los medios interesados en deslegitimar a Petro, generar fake news y buscar dividir el bloque alternativo.

Sin duda, Francia Márquez tiene un perfil y una identidad con algunas de las luchas más importantes de las últimas décadas, además una proyección con un potencial de acumulación de fuerzas y desarrollo en el mediano plazo, como ninguna líder popular y de izquierda en Colombia.

De ahí la validez y solidez del argumento de que ella debería darse la pela y proyectarse en un cargo que sirva en su proceso de formación en la conducción de esa cosa tan monstruosa, más para principiantes, como es un Estado, más el narcoestado colombiano.

Sería un error imperdonable pasar por alto que con lo que tiene avanzado y acumulado el movimiento progresista y la izquierda en Colombia, no da para hablar aún de sujeto Revolucionario de cambio, si bien es cierto hay un despertar y un movimiento social y ciudadano que está dando la lucha en las calles y en las urnas por un cambio de régimen.

No hay condiciones, ni Colombia (sujeto de cambio revolucionario) está preparada para una propuesta de ecosocialismo democrático, sobre el cual, además, no se le ha escuchado a la líder de Soy porque somos un planteamiento claro y de fondo sobre ecosocialismo democrático, ni tampoco sobre un programa cualitativamente diferente distinto al programa “progresista” de Gustavo Petro.

Debería existir un consenso en que los problemas de Colombia no son solo la negación de los derechos históricos y culturales de las comunidades afrocolombianas, campesinas e indígenas, sin negar el destacado y vanguardista papel que han jugado en las movilizaciones y luchas de las últimas décadas.

El derecho a la vida, que es el derecho a la paz con justicia social, y la extrema miseria, son problemas de una gravedad que demandan medidas urgentes para resolverlos.

Para las condiciones concretas de Colombia, espero estar equivocado, el análisis, recorrido y madurez política, el fogueo con el adversario político, el programa y la propuesta político-organizativa (CH-PH) acogidos por millones de jóvenes con fines de gobernanza y electorales, los tiene Gustavo Petro como el liberal social o socialdemócrata que es.

En eso, que no es poco, le lleva una escuela y una experiencia de lucha política larga a Francia Márquez, que tiene un gran potencial para desarrollarse y convertirse al calor de la lucha y el debate de ideas, en una futura candidata a la presidencia.

Pero no cabe duda que le "falta mucho pelo para el moño", aunque objetivamente tiene más que Gustavo Petro que está medio calvo.

Finalmente, un liderazgo nacional, regional y local para un ecosocialismo democrático va de la mano del movimiento-partido que lo soporte desde abajo, además de la gran tarea de construir esa idea de programa.

Francia Márquez y Soy porque somos acaban de nacer a la vida política y la lucha por el poder en Colombia, y aunque camina altiva y llena de vida la joven criatura y tenga un prometedor porvenir, queda una buena trocha por recorrer.

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@Otohiguita

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