Mientras exista un deseo de repetir en el poder, la gente seguirá cansándose y ahora más que nunca que están las redes sociales y los celulares. Ni los modelos de gobiernos de la izquierda y menos los de la derecha, estos últimos siempre al servicio de los ricos, han servido en Latinoamérica. Por eso se urgen nuevos modelos de gobiernos que beneficien tanto a ricos como a pobres por igualdad.
"En una Latinoamérica cada vez más diversa y complicada, hay también una polarización creciente, empeñada en que el antagonismo entre la izquierda y la derecha sea una ecuación mágico-religiosa. Creo que este funcionamiento se debe a que, precisamente, han ido perdiendo su condición de ideologías. Su contenido esencial es la emoción. Se desarrollan como identidades afectivas, sin posibilidad de discernimiento. Existen para luchar contra el mal. Y así terminan desfigurándose. Pierden incluso su capacidad narrativa. Solo son melodramas", escribió Alberto Barrera Tyszka, en el New York Times.
"No hay un día sin protestas en América Latina. Ya sea por problemas en el suministro de agua, por las cochambrosas infraestructuras, la alta delincuencia o por los bajos salarios, los habitantes de la región están habituados a tomar las calles para hacerse escuchar. Pero en las últimas semanas, el malestar se ha visto desbordado y las protestas aisladas se han convertido en crisis socio-políticas de distinta intensidad que han acaparado los titulares de la prensa internacional": dijo El Confidencial.
"Lo nuevo en la reciente ola de protestas es la desaparición de la censura oficial y la aparición de nuevas tecnologías digitales para compartir el descontento y sumar fuerzas para protestar. Desafortunadamente, la respuesta de los gobiernos hasta ahora han sido la misma de siempre: reprimir.
Pero ya ni eso está funcionando. Se acaba el tiempo para escuchar. De nada sirve que en Chile se pida perdón si los soldados siguen en la calle y no se cambia la constitución. Las protestas en Ecuador pueden resurgir a la menor provocación. Se le puede terminar la larga luna de miel a Andrés Manuel López Obrador en México si no da resultados y siguen las matanzas. Bolivia se resiste a cinco años más de Evo. Y nuestros dictadorzuelos de turno en Venezuela, Nicaragua y Cuba han perdido el control del mensaje. Primero se pierden las redes y luego las calles. El malestar y el enojo son un presagio. Pase lo que pase, las cosas ya no pueden seguir igual", manifestó Jorge Ramos en el New York Times.
Las protestas se dan y se organizan gracias a las nuevas tecnologías —desde internet y las redes sociales hasta el uso omnipresente de los celulares— que logran burlar cualquier intento de control y censura oficial. Los cuadrados comunicados oficiales tienen que competir en Twitter, Instagram y Facebook con la fluidez de millones de videos, fotos y textos que los contradicen.
Mientras tanto, en Colombia, uno de los únicos países de Latinoamérica en donde la izquierda no ha logrado llegar al poder, se discute sobre un paro nacional convocado a través de las redes sociales para el próximo 21 de noviembre. El gobierno actual de la ultraderecha, cuyo líder es Álvaro Uribe Vélez, el que ha puesto presidentes en los últimos 14 años, ha salido a desprestigiar el paro mencionado de la misma manera como logró que eligieran a Iván Duque, con la analogia de comparar a Colombia, esta vez no con Venezuela ni siquiera con Bolivia por conveniencia, sino con Chile, en donde las protestas se convirtieron en vandalismo.
Han iniciado también una convocatoria por las redes sociales y mediáticas, para advertir que dicho paro busca desestabilizar al país como está sucediendo en Chile, pero a la vez aplaudieron las protestas en Bolivia, dado que en ese país el gobierno era de la izquierda. Es decir, el gobierno colombiano y sus seguidores creen en las protestas cuando son a su favor, pero las recrimina o rechaza cuando son en contra, en un ejemplo claro de demostrar que lo que piensan es y debe ser y no como todo el mundo en el país lo ve.
"La lista de países en América Latina sacudidos por protestas violentas y crisis políticas ha crecido de forma sorpresiva, sin importar el signo político del gobierno de turno. Solo en las últimas semanas hubo enfrentamientos en las calles de Bolivia por acusaciones de fraude electoral, en Chile por la desigualdad, en Ecuador por la eliminación de los subsidios a los combustibles y en Haití por la escasez de gasolina y alimentos.
El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, ha enfrentado manifestaciones que exigen su renuncia ante el juicio por narcotráfico a su hermano en Estados Unidos, mientras el mandatario peruano, Martín Vizcarra, disolvió el Congreso en el marco de una larga crisis política por casos de corrupción. Marta Lagos, analista política y directora de la encuesta regional Latinobarómetro, cree que este panorama contrasta con el avance de la democracia en América Latina durante la década pasada, antes del estallido de graves crisis políticas en Venezuela y Nicaragua.
Desde Chile, Lagos augura que las manifestaciones en la región van a continuar mientras persista el creciente descontento social con las élites en el poder y la falta de respuesta a demandas de la ciudadanía", informó la BBC.
Ya es hora de que nosotros los colombianos obtengamos nuestro gobierno ideal, que no es ninguno de los que ya fueron ni el que está y mucho menos el que aún no ha podido ser.