Claudia se postula al Nobel de Medicina. Pronto contaremos con otro premio para exhibir en nuestros estandartes nacionales. Después de estudios científicos muy concienzudos y demostrar que no hace falta aplicar el engorroso método que avala cualquier estudio de la ciencia, nuestra flamante (y picara vacacionista) alcaldesa ha demostrado que el coronavirus (COVID-19) es muy obediente y disciplinado. Con cuarentenas creativas por género, pico y cédula, por localidades y zonas se ha demostrado que el “bicho” (apodo cariñoso a nuestro visitante chino indeseable) obedece con disciplina británica las medidas de nuestra brillante alcaldesa.
Mientras en la zona del Centro de Bogotá, San Victorino, Plaza España y San Andresito de San José, donde manadas de personas ocupan los espacios comerciales junto a cientos de vendedores informales o en los atestados buses de TransMilenio, el virus no ataca; en las zonas donde se ordena el “encerramiento” nuestro amigo coronavirito se da el gusto de esparcirse como la estupidez de nuestros políticos.
En declaraciones el virus se expresó así ante los medios: “Yo, como buen oriental, obedezco y soy disciplinado, me quedo juicioso en las zonas donde nuestra ilustrada alcaldesa dice que debo estar confinado”. Por otra parte, la perspicaz Claudia (en un destino turístico no rebelado) se sintió halagada de que un grupo de sus más insignes (por no decir aduladores) seguidores haya tramitado ante el Instituto Nobel su postulación a tan prestigioso premio y declaró: “Eso no es nada, ya tengo tan aislado al virus que pronto implementaré el confinamiento por número de apartamento, por el método del tin marín de do pingüe, y por sistema de lotería o del que saque la carta más alta; ninguna precaución es suficiente”.
Siguen los premios…
Para no quedarse atrás nuestro querido presidente se postulará a los premios de TV y no Verlas y, posiblemente, si lo dejan, al Emmy. Como conductor del programa (menos visto) de variedades que se transmite a nivel nacional en todos los canales de señal abierta de televisión y que se ha convertido en un referente de lo que significa para él la economía naranja. “Es un espectáculo —declaró nuestro presidente—y lo hago para montarme en la ola naranja, pronto comenzará, de acuerdo a las necesidades de mantener a los parásitos… perdón, a los distinguidos miembros de la función pública la segunda fase de la economía naranja que consiste en exprimir a ciudadanos y empresarios con nuevos impuestos”.
“Yo lo querí (sic) mucho, por eso pronto nuestro show tendrá secciones como el personaje público contagiado del día y una cámara cándida que mostrará los bloopers de la tragedia pandémica con un toque de delicioso humor”.
Nuestro amado salvador de la patria seguirá, entonces, intentando divertir a grandes y chicos con su programa (a ver si levanta el rating como espacio televisivo que mantiene los televisores encendidos, pero que nadie ve) y destacó que su sueño no era ser presidente, sino, por el contrario, convertirse en el David Letterman colombiano y que la presidencia fue el medio que se lo permitió. También recordó la famosa frase de The Tonight Show, donde el presentador Ed McMahon presentaba al famoso Jhonny Carson que rezaba “Here's Jhonny” y que ahora será “Here's Duque”.
“Si Santos compró su Nobel, ¿por qué yo no puedo comprar mi Emmy?”, declaró el entusiasmado presentador mientras se maquillaba como payaso para su nueva sección “el chiste del día”, y así nuestro apreciado clown salió, zapatones y nariz roja ornando su obeso rostro, a iniciar un nuevo programa de televisión honrando nuestra pintoresca tradición latinoamericana de tener pésimos gobernantes, pero muy buenos comediantes.