Colombia al revés

Colombia al revés

No solo la bandera está de cabeza, sino también el neoliberalismo, el modelo que hasta Biden sentenció que nunca funcionó

Por: Yherman Alvery
mayo 25, 2021
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Colombia al revés

La tendencia de poner la bandera de Colombia al revés puede interpretarse como un símbolo de que otras cosas también están al revés y deben ponerse al derecho, comenzando por una reforma tributaria justa, en la cual quienes ganan más dinero pagan más impuestos, y continuando con las demás causas del paro nacional. En este sentido se dio la coincidencia de que el día del inicio del paro es justo el día en que en el país modelo del neoliberalismo a nivel mundial —Estados Unidos— el presidente Joseph Biden, al dar su primer discurso ante el Congreso, sentenció que “el neoliberalismo nunca funcionó”; y desde antes dio pasos que marcan el final de ese paradigma, generando sorpresa entre los especialistas a nivel mundial, pero sin eco todavía en la situación actual de Colombia.

Obviamente el fracaso del neoliberalismo ha sido evidente en otros lugares, por ejemplo y de manera muy significativa en Chile, el país más neoliberal de Latinoamérica —bajo influjo de los Chicago Boys—, fracaso que quedó evidenciado con las protestas de 2019 y 2020 conocidas como el estallido social y que, entre otros logros, están llevando a la redacción de una nueva constitución. Además, el fracaso del neoliberalismo ha sido explicado ampliamente por diversos académicos y especialistas de economía, política, sociología, filosofía, etc. Considerando los fuertes lazos comerciales, sorprende que el antecedente chileno no fuera suficiente para que Colombia corrigiera su propio rumbo. 

El caso ahora es que, teniendo en cuenta que Estados Unidos marca —o marcaba— las pautas del paradigma neoliberal que los gobiernos colombianos aplican, Colombia debería tener como referente lo que está sucediendo allá para la creación de sus propios proyectos socioeconómicos. Con este propósito se resalta la relación entre el discurso y la agenda socioeconómica de Biden con los temas del paro en Colombia.

Puesto en contexto, el nuevo presidente de EE. UU. recibió un país golpeado por tres grandes crisis: la peor situación económica desde la Gran Depresión, la más fuerte amenaza a la democracia desde la Guerra Civil y la más devastadora condición de salud en un siglo debido a la pandemia (después se sumó la grave crisis migratoria). Ante estas crisis, su respuesta fue: 4 billones de dólares en ayudas sociales e inversiones públicas, distribuidos en el Plan de Empleo por 2,3 billones para infraestructura, y el Plan de Familias por 1,8 billones para educación y cuidado infantil. Sumado al Plan de Rescate de $1,9 billones de marzo, buena parte para invertir en salud pública e incluyó cheques de 1.400 dólares para el 85% de los hogares, entre otros beneficios por desempleo. También propuso un aumento del salario mínimo en más del doble (de 7 a 15 dólares por hora). La financiación proviene del aumento de impuestos a las grandes corporaciones y a los más ricos (por ejemplo, quienes al año ganen 400.000 dólares o más, pagarán 39.6%) Además, lidera el plan global de impuestos a las multinacionales para que éstas paguen más, cese la evasión y un porcentaje se quede en los países donde tienen operaciones —beneficiando a Colombia y cualquier país donde operen— y no en los paraísos fiscales. 

El objetivo de sus propuestas es optimizar la economía y el desarrollo social de toda la nación, pero comenzando por mejorar las condiciones de la clase media, para así actuar “desde abajo hacia arriba y desde el medio hacia afuera”, promoviendo el derecho a sindicalizarse, la producción nacional y resolviendo directamente problemas como pobreza, desigualdad, educación, salud, medio ambiente, entre otros. Respecto a éste último, busca suprimir el fracking y la explotación petrolera en general y en cambio está incentivando la inversión en energías renovables. En temas de educación, la propuesta comienza por dar a los profesores el pago y la dignidad que se merecen, y que la educación universitaria sea gratuita, pero no solo el próximo semestre como se le ocurrió al presidente de Colombia, sino de principio a fin. Y recientemente apoyó la liberación de las patentes de las vacunas anti-COVID-19.

Otro tema prioritario de la agenda de Biden, que tampoco encaja con el paradigma neoliberal, y que puede servir de referencia en Colombia, es su propuesta de Ley Floyd, que implica una gran reforma policial debido a la brutalidad de esta; para lo cual recordó la imagen del policía que innecesariamente forzó su rodilla en el cuello de una persona reducida en el piso hasta matarla, como símbolo de que tiene que haber un gran cambio. En Colombia los ejemplos de brutalidad policial son numerosos, tan solo contando los de estas semanas de paro y que precisamente llevaron a la exigencia de una reforma de la policía. 

Todas estas propuestas, entre otras, van en contra —o al revés— de lo que dicta el paradigma neoliberal, comenzando porque Biden ha puesto al Estado, y no al sector privado, como fundamento del desarrollo económico y social del país. Si estas propuestas son analizadas, reflexionadas y contextualizadas en las circunstancias colombianas –y de los demás países neoliberales- pueden contribuir a la creación de una nueva ruta económica y social para la nación, que genere equidad y justicia social para todos, promoviendo así la paz (¡pero es imperativo acabar la corrupción!). ¿Qué hizo Biden para crear su propuesta? Tener en cuenta la realidad social y la situación de las personas de su país: los pobres, la clase media, los ricos, y los excesos de las grandes corporaciones; y no las fórmulas de la teoría macro o microeconómica ortodoxa, o el “hueco fiscal” para taparlo con más impuestos a la clase media como se pretendió hacer en Colombia. Sus propuestas constituyen un ejemplo real y no eufemístico de “Proyecto de Solidaridad Sostenible”. Queda entonces suficientemente claro este hecho sobre el cual deben basarse las partes comprometidas en la solución el paro: el neoliberalismo nunca funcionó.

En fin, todo el conjunto de estas propuestas y acciones tan radicales —si se quiere re-evolucionarias— acontecidas en el epicentro del neoliberalismo —y ahora de su final— y que están relacionadas con las exigencias del paro en Colombia fueron hechas por un presidente que no estaba pensando en satisfacer los intereses de una u otra ideología o partido o en tomar revancha, sino en atender los intereses y necesidades de toda la nación, de todos los ciudadanos, buscando unidad, y en este sentido no es un presidente de izquierda o de derecha, liberal o conservador. En su país le dicen moderado —o de centro— en Colombia le dirían tibio…

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