“Somos una unidad en una serie”, decía Jorge Eliécer Gaitán. Esta característica humana, de actuar bajo patrones de comportamiento reiterativos, nos hace posible predecir, hoy por hoy con horror, que Colombia está ad portas de una violenta guerra internacional, en la que nos ha inmiscuido el gobierno del señor Iván Duque.
Los Estados Unidos, o mejor dicho su gobierno, está aplicando el fake news, o sea, falsas acusaciones de narcoterrorista al presidente Nicolás Maduro y a varios de sus más cercanos colaboradores, tal como ayer Bush, para justificar la invasión a Irak, se inventó la mentira de que Sadam Hussein poseía armas de destrucción masiva, comprobándose luego que era falso. La motivación era otra: el petróleo, la misma motivación que empuja a Trump a la guerra con Venezuela.
Ponerle precio a la cabeza del presidente Maduro es el primer paso para un ataque violento contra Venezuela, tal como el que le hicieron a Noriega en Panamá o, con mayor dimensión, a Irak. Ahora, además, señalan la supuesta alianza del presidente Maduro con las guerrillas de las Farc, nueva Marquetalia, porque dizque esta alianza pretendía llenar a los Estados Unidos de cocaína, ardid utilizado para ganarse la simpatía del pueblo norteamericano con esta nueva guerra del gobierno de Trump que, supuestamente, los liberará del peligro de las drogas.
Incluso, consultando a Google, que de subversivo no tiene nada, se lee que Bush no hablaba “de ocupación sino de liberación". El mismo lenguaje y la misma táctica para justificar ahora esta guerra, a fin de apoderarse del petróleo venezolano.
Trump está aplicando idénticos ardides de los que utilizaba Bush ayer para invadir a Irak. Las acusaciones van contra Venezuela, pero nosotros los colombianos estamos metidos en medio del conflicto, por culpa del gobierno de Duque, con Uribe tras bambalinas. Nos han colocado en medio de una guerra motivada por intereses económicos norteamericanos, conflicto con el que piensan beneficiarse los “cacaos” venezolanos y colombianos. Colombia está inmersa en esta confabulación que desatará la guerra y, por ende, estaremos incluidos en el combate.
El colombiano que esté feliz, o aún indiferente frente a esta última maniobra norteamericana, no sabe lo que se nos espera a los colombianos. Porque el siguiente paso será la incursión del ejército gringo en Venezuela y Venezuela está lista militarmente para responder al ataque.
Bien lo dijo anoche, en forma contundente, el presidente Maduro, anotando que él, su pueblo y el ejército tienen “nervios de acero” y están preparados para el combate, añadiendo que no quedarán ilesos los instigadores de la guerra en Colombia.
Estamos ad-portas de una guerra tan violenta como la que han sufrido Irak o Afganistán. Es necesario movilizarnos desde ya, para crear una matriz de opinión que frene este conflicto que nos involucra a los colombianos. No hay que perder tiempo, estamos al borde del precipicio. Debemos hacer todo lo posible por detener esta guerra. No solo por nuestra propia protección sino por la de nuestros hermanos de siempre, los venezolanos e, incluso, la de los soldados norteamericanos que exponen y sacrifican sus vidas por intereses económicos que les son ajenos y no los benefician.