El dirigente Alfonso Senior estaba acostumbrado a hacer grandes cosas. Mientras fue presidente de Millonarios trajo a las estrellas argentinas Néstor Raul Rossi y Alfredo Di Estéfano convirtiéndolo en uno de los mejores equipos del mundo. En 1970, siendo Presidente de la Federación Colombiana y actuando como miembro del comité de la Fifa empezó a incubar la idea de conseguir para el país el mundial de 1986. El sueño se le concretaría el 9 de junio de 1974 cuando, en una reunión sostenida en Zúrich con el entonces recientemente nombrado presidente de la FIFA, el brasilero Joao Havelange, logró para Colombia la sede mundialista.
El país entró en una euforia absoluta. En 1975 el presidente Alfonso López Michelsen se reunió con Havelange y se comprometió a seguir a rajatabla los requerimientos que pedía la FIFA que eran, dicho sea de paso, absolutamente irrealizables. Mientras el brasilero daba palmadas en la espalda a la dirigencia colombiana, el vicepresidente de la FIFA, el alemán Hermann Neuberger sacaba la lista de exigencias:
-12 estadios con capacidad mínima para 40.000 espectadores. En el 2017 sólo El Campin, el Pascual Guerrero y Palmaseca de Cali, El General Santander de Cúcuta y el Atanasio Girardot de Medellín pueden llegar a esa cifra
-4 más, con capacidad para 60.000. La única obra tangible que dejó el intento de hacer un estadio fue el único estadio que hasta el momento tiene ese aforo: el Metropolitano de Barranquilla
-2 de 80.000 que más de 30 años después el país no tiene.
-Congelamiento de tarifas hoteleras a partir del primer día de 1986 para los honorables dignatarios de la Federación Internacional de Fútbol Asociado.
- Una flota de limusinas que sería el transporte de los directivos de la FIFA en el país. Bogotá cuenta apenas con 8 de estos vehículos hoy en día
- Un decreto que legalizara la libre circulación de divisas internacionales en el país.
- -Una red de trenes que permitiera comunicar a todas las sedes
- -Aeropuertos con capacidad para el aterrizaje de aviones tipo jet en todas las sedes
-Una red de carreteras para desplazarse con facilidad
Durante cuatro años no se hizo absolutamente nada. Se creó, durante el gobierno de Julio César Turbay la Corporación Colombia-86 que pretendía conseguir los recursos para la organización del Mundial. La Corporación tenía a un integrante que sería vital y venía de la entraña del grupo Gran Colombiano: Carlos Cure Cure, representante de la firma Bavaria. Nunca, en ninguna de las doce reuniones que se efectuaron, asistió. La empresa privada, conformada por el Grupo Santo Domingo y el Gran Colombiano no puso los recursos que había prometido. Lo único que hizo este último fue poner, en la última página del álbum Panini este anuncio:
El miembro principal de la Corporación, Jaime Castro, entregó en 1980 un anteproyecto de ley para crear la entidad comercial del Estado Colombia 86 con la que buscaba captar recursos de la industria privada. El presidente Turbay Ayala no se mostró muy entusiasmado al respecto:
“…en lo social es mucho lo que se puede hacer… “Quiero que se haga no tanto porque lo considere conveniente, ya que no es una de las prioridades importantes del país, sino por respetar la decisión del Parlamento”.
El tiempo pasaba implacable y nadie movía un peso. Alfonso Senior se desesperaba y desde Zúrich los jerarcas de la Fifa miraban con desconfianza anuncios como los de Turbay Ayala que advertían que apoyarían el mundial con tal de que al estado no le significara gastar un solo peso. En agosto de 1981 Joao Havelange dio un ultimátum: si antes del 10 de noviembre de 1982 no se veía voluntad real de empezar las obras, la FIFA cancelaría el evento en el país. No hubo necesidad de llegar a esa fecha. El 25 de octubre de 1982 Belisario Betancur anunció lo inevitable:
“Anuncio a mis compatriotas que el Mundial de Fútbol de 1986 no se hará en Colombia… no se cumplió la regla de oro, consistente en que el Mundial debería servir a Colombia y no Colombia a la multinacional del Mundial. Aquí tenemos otras cosas que hacer, y no hay siquiera tiempo para atender las extravagancias de la FIFA y sus socios.”
Betancur dijo que ese dinero que se gastaría haciendo el evento se destinaría para hacer hospitales y escuelas: eso nunca se dio. Alfonso Senior, amargado, dio una declaración lapidaria:
“Colombia es un país enano al que no le quedan bien las cosas grandes. Y la empresa de realizar el Mundial es un compromiso grande. Yo quería para Colombia algo de ese porte, y Colombia me falló”.