Coherencia: primera vuelta por Fajardo, segunda vuelta por Duque

Coherencia: primera vuelta por Fajardo, segunda vuelta por Duque

No todos los que votamos por Fajardo lo hicimos por la paz. Nos motivó la lucha contra la corrupción y el clientelismo. Por eso votaremos por Duque en segunda vuelta

Por: Fanny Kertzman
junio 05, 2018
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Coherencia: primera vuelta por Fajardo, segunda vuelta por Duque

Chapeau: No todos los que votamos por Sergio Fajardo lo hicimos por el acuerdo de paz. Este es ya po­­lítica de Estado. Más bien nos motivó la lucha contra la corrupción y el clientelismo. Por eso mismo votaremos por Iván Duque en segunda vuelta.

Hace tres semanas expresé en este mismo espacio la razón por la cual votaría en primera vuelta por Sergio Fajardo en lugar de hacerlo por Iván Duque, como mi alma de peleona lo indicaría. También manifesté que en segunda vuelta votaría contra Gustavo Petro, es decir, por Iván Duque, y así será.

Al contrario de la posición actual del partido verde y el Polo Democrático, donde el odio a Uribe supera a las decisiones racionales de sus dos máximos líderes (Sergio Fajardo y Jorge Robledo), considero que un gobierno de Petro representaría la guerra, la lucha de clases y el caos, mientras que Iván Duque garantizaría la solidez de nuestra democracia.

Si algo ha ganado Colombia en lo que va de este siglo es madurez política, acorde con el enorme crecimiento de la clase media y con el aumento en el nivel educativo de la población. Y Colombia ha mostrado que ha alcanzado la madurez en materia política al haber triunfado el voto de opinión sobre las maquinarias en las pasadas elecciones de mayo 27.

La razón por la cual no voté en primera vuelta por Duque fue su voltiarepismo en materia de libertades personales. Hace dos años, cuando apenas se perfilaba como senador estrella, Duque defendía el matrimonio y adopción de la población LGBTI, así como reivindicaba el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.

Por esa misma razón, la caverna del Centro Demócratico no lo consideraba un fiel representante de una ideología retardataria que todavía pone la Biblia por encima de la Constitución como Alejandro Ordoñez y cree que la homosexualidad es una elección. Pero Duque se convirtió en el más cavernícola al adquirir compromisos, creo, con el temible Alejandro Ordoñez.

La semana pasada Alvaro Uribe respondió una carta a los integrantes de la "población no heterosexual", donde da marcha atrás en sus prejuicios. Y espero que Duque gobierne con la Constitución y no con la Biblia, tal como uno esperaría de una persona joven de 41 años.  Espero que su momentánea derechización sea producto de las primeras alianzas del CD y haya recapacitado después de que Uribe abrió su corazón a la población LGBTI.

Muchos de los que votamos por Fajardo en primera vuelta y no por Duque, no lo hicimos para defender el acuerdo de paz. En mi caso lo hice por las posiciones retardatarias (momentáneas, espero) de Ivan Duque en materia de derechos de los LGBTI y de las mujeres sobre sus propios cuerpos, antes de la primera vuelta presidencial. Hoy voto por Duque por su compromiso contra la corrupción y el clientelismo.

No estoy contra el proceso de paz. Considero que ya es una política de Estado y no fue el factor que movió la alta participación de los electores en las pasadas elecciones. Nadie quiere hacer trizas el acuerdo, desde Uribe para abajo. La alta participación se dio por la enorme polarización.

El peor enemigo de la izquierda son ellos mismos. No es sino mirar a la JEP. Mientras más la embarre esta justicia especial, como ya lo está haciendo, menos posibilidades tiene de sobrevivir. Señores JEP, gracias por llenarnos de razones. Ustedes son unos sátrapas que deciden que el delito de narcotráfico depende de quien lo cometa.

Da pavor cómo la política no recuerda el pasado y sigue repitiendo los mismos errores: a los mexicanos no les basta lo que han visto en Venezuela. En las próximas elecciones ganará el populista de izquierda Manuel López Obrador con las mismas ideas de Chávez que arruinaron a Venezuela. Lo mismo sucedería con Gustavo Petro en Colombia. Mientras tanto Nicaragua está luchando por volver a la democracia. La historia se repite. Los revolucionarios se convirten en tiranos.

El gobierno de Iván Duque tendrá una prueba de fuego. Si cede ante la corrupción y la mermelada de algunos partidos que le han adherido en segunda vuelta, con toda seguridad Gustavo Petro, o alguien peor, ganará las elecciones en 2022. En manos del candidato del CD está que perdure la sucesión democrática en Colombia derrotando la corrupción y el clientelismo. Por eso votamos por él en segunda vuelta. Ojalá no nos desengañe.

Nota Además de todo, Gustavo Petro es antisemita. Está clara su hostilidad al estado de Israel, la única democracia en Oriente Medio.  Ojo paisanos.

 

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