Teníamos 20 años cuando se estrenó Streaptease y no existía una mujer más deseada que Demi Moore. Hollywood lo sabía y por eso le pagó 12,5 millones de dólares en ese verano de 1996. Ella se consideraba una ganadora. Había salido de un hueco infecto de Nuevo Mexico y luego había vivido su adolescencia en una de las zonas más deprimidas de Pittsburgh. Nada fue fácil. A los 17 años tuvo que ver como su papá se pegaba un tiro en la sien. Antes de los 20 había sacado una docena de veces a su mamá de la cárcel por conducir borracha y, sobre todo, por intentar incendiar su casa. Era una pirómana crónica. Se llamaba Virginia Guynes y cuando su hija se hizo famosa en la década del ochenta aprovechó ese envión al máximo: aceptó una faja de dólares por posar desnuda o incluso parodiando alguno de los papeles de Demi.
En su adolescencia le tocó ganarse la vida en trabajos incómodos como posar sin ropa para fotógrafos desconocidos. Algunos de sus desnudos se publicaron en revistas como Playboy o Penthouse. Su primer papel fue en una serie de la televisión en una época en donde este género reunía todos los clichés del peor Hollywood. Joel Shumacher, entonces cotizadísimo director, la vio en un capítulo de Hospital General de la cadena ABC y la contrató en la ya mítica St Elmo’s Fire en 1985 y a partir de ahí su carrera se tornó imparable. En el rodaje de esa película se enganchó a la cocaína y las fiestas se volvieron diarias. Schumacher notó el cambio inmediatamente en la actriz y más de una vez la expulsó del set por su comportamiento errático. Pero vendía entradas como nadie en esa época y los excesos estaban sepultados por su éxito.
Con Ghost, La sombra del amor, se volvió en la actriz más famosa del mundo. Los noventa, qué duda cabe, fueron de ella. Tuvo tres matrimonios y el último lo hizo con alguien más de 10 años menor que ella lo que en la aún pacata moral de Hollywood desató el escándalo. Sin embargo, ¿quién no habló de la pareja que hizo con Aston Kurchner? Se separaron en el 2011 y un año después fue internada en una clínica por sus problemas con la droga y el alcohol. Ocho años después se desahoga en Inside out, sus memorias, las que acaban de publicarse en los Estados Unidos.