“Todo lo que aprendí de la moral y las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol”, Albert Camus.
Decía Carlos Marx que “quien no conoce su historia, está condenado a repetirla” y el sociólogo alemán no se equivocó. Tampoco lo ha hecho el Club Deportivo Brasilia. Nacido un 24 de septiembre de 2004, en las entrañas de la Comuna 3 de Aranjuez en Medellín, Colombia, esta organización deportiva sí conoce su historia.
Es que Alfonso “El Pecoso” Fernández ayudó a darle el puntapié inicial a la ilusión infantil de un gol a la violencia y una gambeta a la muerte.
Hoy quince años después, y en sus bodas de cristal, sigue construyendo espacios de transformación social, en zona estigmatizada por la violencia.
Con 19 categorías, 11 de ellas matriculadas en los torneos que organiza la Liga Antioqueña de Fútbol, cumplen su labor social en la cancha de Brasilia, ubicada en las cercanías de la Plaza de Mercado de Campo Valdés.
Son cerca de 500 niños los que se benefician de los vastos conocimientos del grupo interdisciplinar del club.
Albert Camus decía hace más de una centuria que “Todo lo que aprendí de la moral y las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol”. Y el escritor francés pero de origen argelino tampoco se equivocó. La inclusión social y la formación integral de sus deportistas son unos de los estandartes de la organización deportiva, liderada por Johan Molina, nuevo dignatario de la Liga Antioqueña de Fútbol.
Con un plan padrino, Para favorecer a los niños de escasos recursos y con una escuela de padres para su contribución psicosocial con las familias de los deportistas, el club contribuye a crear espacios para la transformación social con un balón de fútbol.
25 jugadores de sus entrañas inscritos por los clubes profesionales de Antioquia en sus divisiones inferiores, son otros de los aportes del Club Deportivo Brasilia, en el recambio de la pelota paisa para el fútbol del país.
La autosostenibilidad le ha permitido al club mantener su aporte social y deportivo, pero quiere que otros dolientes se vinculen.
Así, el Club Deportivo Brasilia cumple sus 15 años conociendo su historia escrita con la tinta del sudor de la transformación social y sabe que no tendrá que repetirla