Votaré el próximo domingo por Claudia López para la alcaldía de Bogotá. Hará, en mi opinión, una excelente gestión. De ganar el próximo domingo lo hará frente a un buen candidato, Carlos Fernando Galán, lo que significa que Bogotá sí tuvo de dónde escoger y que será gobernada no solo por la primera mujer en su historia, sino por la persona con las mejores competencias para hacerlo.
Claudia cuenta con la mejor preparación. No son solo los grados, coronados con el doctorado, becada, en la Northwestern de Chicago. Aunque parezca banal, no lo es: es estudiosa, sabe investigar, analizar y sintetizar, escribe bien y habla mejor. Sus columnas en El Tiempo y los informes publicados en la página digital de Semana están ahí, a la vista. Junto con sus debates en el Congreso, son testimonio de la mejor calidad y la mayor pertinencia para Colombia
Su recorrido académico, unido a su experiencia, su inteligencia, su garra y su sentido de justicia social la han convertido en la más importante líder política en Colombia, incluidos hombres y mujeres, de nueva generación. Señal, entre otras, del agotamiento frente a los caudillos del blanco o negro, y de la necesidad de nuevos liderazgos.
Sí, me gustó su gestión como investigadora, contribuyendo a destapar esa relación letal y venal entre política y paramilitarismo. Valiente como ninguno en este país en el que la vida vale poco. Sus debates en el Senado en contra de la corrupción tipo Odebrecht tienen vigencia hoy más que nunca.
Es transparente, requisito que debería sobrar en una democracia moderna y que, sin embargo, en tierras de las segundas y terceras agendas, es garantía de que hace lo que dice y viceversa. No le debe nada a nadie.
Ha manejado presupuesto público y conoce los laberintos de la planeación y la ejecución públicas como directora de Acción Comunal y alcaldesa menor de la localidad de Santafé en Bogotá. La experiencia no se improvisa.
Claudia es transparente.
No le debe nada a nadie.
Lo más importante: cree en la democracia, en el respeto por la diferencia
Me parece que su plan es el más atractivo y factible entre todos los programas de los candidatos, particularmente en lo que se refiere a las metas asociadas con la seguridad, la educación y el empleo, la movilidad y el respeto por el medio ambiente.
Lo más importante: Claudia cree en la democracia, en el respeto por la diferencia. En épocas en las que en el mundo florecen los proyectos populistas y totalitarios, de derecha y algunos de izquierda, su gobierno será el de todos los bogotanos y el del respeto por todas las minorías.
De todo hay que aprender, incluida la campaña. La gente está cansada: no de lo que llaman la polarización, sino de la falta de respeto por el otro, la otra. Claudia gobernará con respeto, cualidad escasa en la dirigencia contemporánea.
Votaré por Claudia porque sé que aprovechará algunas buenas ejecutorias de su antecesor y no pretenderá inventarse el mundo, construyendo sobre ellas. Porque contribuirá a hacer, de la mano de los mandatarios de los municipios cercanos, que la ciudad región despliegue su potencialidad real.
Mi voto por Claudia no está basado en que ella no es corrupta y que sus adversarios en la contienda sí, como algunos de sus seguidores lo han pretendido.
Votaré por Claudia porque creo que es la mejor opción para dirigir el destino de esta ciudad, abanico de todo el país, receptora y acogedora de millones que migraron de todas las regiones de Colombia y de decenas de miles, si no centenares de miles, de hermanos venezolanos; ciudad innovadora, áspera a veces, siempre independiente y democrática.
Publicada originalmente el 21 de octubre de 2019
