Amaneció el primero de enero y a las diez de la mañana viajaba por una ciudad deshabitada, tranquila, sin muchas afugias, que apenas despertaba. En el sistema TransMilenio muy pocas personas nos transportábamos. Unos cansados de trabajar toda la noche dormían plácidamente. Otros iban a visitar amigos o simplemente a participar de un asado en familia. En medio de todo esto, sentí un aire nuevo, veía a la ciudad sonriente, calmada. Y no era para menos, ya pasaron cuatro años de un gobernante que quiso mandar la ciudad a su manera, no a la manera de la gente. Siempre altivo, mirando por encima, sin comprender… se sentía incomprendido, al punto que le echó la culpa a los demás, sí… era impopular, pero hacía las cosas bien… bueno eso decía.
Nunca quiso escuchar, Peñalosa se encerró en su visión de ciudad, basada en la autoridad, él como autoridad, hacía y deshacía. Lo irónico es que cuando se le exigían determinadas responsabilidades se hacía a un lado. Así pasó con el terrible suceso de Dylan, la policía dispersó a los manifestantes y ahí cayó Dilan. Después… una vez la tragedia estaba en vilo y se buscaban a los responsables, no sólo materiales, de quien disparó, sino de quién dio la orden. Y así tan campante, dijo que estaba ocupado en una localidad y no dio la orden… Es decir, ¿el hecho de no estar en la alcaldía es solo un motivo para apartarse de dicha responsabilidad cuando los medios de comunicación, como el celular, posibilita gobernar permanentemente? Resulta del todo lamentable que se lave así las manos. Siempre hablaba y defendía a la policía y… ahora salvaba responsabilidades, dejando sola a la policía para que resolviera el problema. Como si fuéramos ingenuos.
Pero esos tragos amargos se me olvidaron en este primer día del año. Como que el aire se respiraba más tranquilo. Sí, de pronto tienen razón en que es muy apresurado calificar una gestión de la cual no sabemos nada, pero qué alivio superar estos cuatro años, saber que ya se acabaron es darle una nueva oportunidad a la ciudad. Es decirle a Claudia, mira aquí estamos para defender con todas nuestras fuerzas su gestión, pero no ciegos o ingenuos, sino con la capacidad de ser críticos, apoyar lo que hay que apoyar y criticar lo que sea necesario. La diferencia está en que no tenemos al frente a un hombre altivo, machote, que nunca nos escuchó, sino a una mujer con criterio y con la mente y el corazón abiertos a escuchar. Sí, efectivamente, la razón debe ir acompañada de un profundo acercamiento y sensibilidad social, cosa que no vimos en estos cuatro años que pasaron.
Hoy le doy la bienvenida a Claudia López a esta nuestra ciudad. No voté por ella, pero ello no significa comprender que hasta último momento, antes de depositar mi voto de compromiso político, que no era indudablemente por Turbay, siempre estuvo en mi mente y en mi corazón. Hoy, agradecido con los bogotanos que votaron por ella, los que sí confiaron en ella, no me queda sino agradecerles por la apuesta que hicieron y que muchos, que no la acompañamos en las urnas, estamos con ella, estamos con ustedes.
Hoy finalmente el aire es más puro, la ciudad está sosegada y el mundo encuentra una posibilidad de construir sociedad.