El pasado 20 de julio se posesionó el nuevo Congreso de la República (2018-2022) con hechos memorables y difíciles de olvidar, como la polémica que generó el nuevo senador Antanas Mockus, los 64 trinos del expresidente Álvaro Uribe durante el discurso del presidente Santos o lo más la notable, la incursión de las Farc en el Congreso.
Más allá de todo eso, este Congreso no tendrá a Claudia López, un personaje polémico, de odios y amores. Claudia López se destacó durante sus cuatro años en el Congreso: en varias ocasiones fue seleccionada como la mejor senadora del país; citó diferentes debates de control político —como el controversial debate sobre la corrupción que realizó junto al senador Robledo—; logró la aprobación de 17 iniciativas que se convirtieron en ley, como la ley proBici, grado sin libreta militar o la prima para empleadas domésticas; propuso en numerables ocasiones disminuir el alto salario a los congresistas —¡40 salarios mínimos!—, la obligación por parte de los congresistas de rendir cuentas, limitar el periodo de los miembros de corporaciones públicas a máximo tres periodos, entre otros. Sin embargo, todos y cada uno fueron negados por el Congreso, por lo cual propuso la consulta anticorrupción que votaremos los ciudadanos el próximo el 26 de agosto.
De Claudia se pueden decir muchas cosas: una voz difícil de apagar —y olvidar—, vehemente, valerosa y de carácter fuerte, que sin duda hará una enorme falta en el nuevo Congreso... Claudia dejó una huella en el Congreso, pues se podría decir que cumplió cabalmente su trabajo legislativo como congresista.
Digo esto, pues existen congresistas que siempre pasan de agache, desapercibidos, que no proponen proyectos, que no citan a debates de control político, que no realizan intervenciones ni buenas ni malas, porque simplemente no intervienen. Solo acuden al Congreso a calentar su curul y a votar, en la mayoría de los casos, como el gobierno de turno lo ordena. Llega el día donde uno se pregunta “¿este señor o señora es congresista? Nunca lo había visto”. Lástima, con tanto joven honesto dispuesto a renovar la política y el Congreso.
Los colombianos deben estar pendientes del trabajo legislativo de los senadores y representantes, y de las sesiones que se realizan en el Congreso, tanto las plenarias como las diferentes comisiones, pues estoy seguro de que si la inmensa mayoría de los colombianos que votamos nos enteramos e informamos de lo que sucede en el Congreso en unas próximas elecciones podemos realmente renovarlo, no elegiríamos los mismos politiqueros que se atornillan en la curul.
El fin de un congresista es trabajar por los intereses de sus electores, no los propios. Claudia López defendió a capa y espada los de los suyos, dando una muestra clara de para qué se hace elegir un servidor público.
Su voz no estará de nuevo en el Congreso, pero espero como ciudadano verla en otros cargos, donde continúe con valentía defendiendo a los ciudadanos y trabajando por ellos —quién quita que como la primera mujer presidenta de Colombia 2022-2026—. Por el momento solo basta agradecer por estos cuatro años de dedicación, esfuerzo y valentía representando a miles de colombianos. Su voz es fundamental para la democracia. Cumplió la tarea. ¡Muchas gracias!
Nota: Al parecer el intocable no es tan intocable después de todo.
