Claudia López sembró la esperanza de que una persona de clase media en Colombia, sin apellidos, pero estudiada, con esfuerzo, pujanza y berraquera, transformara la manera de hacer política en Colombia. Empezando por nombramientos sin padrino político y por meritocracia, como lo ha publicitado en su programa “Talento no palanca”.
Sin embargo, los hechos parecen no ser tan coherentes como promete:
Recién electa, no dudó en pedirle a sus más cercanos colaboradores, amigos de campaña y fuerzas políticas que la acompañaron, hojas de vida para ser revisadas por una empresa caza talentos. Simultáneamente su pareja y aliada política, Angélica Lozano, se reunía con los quemados de la lista de Alianza Verde y cercanos de otras listas al concejo, con la promesa de “tranquilos, todos estarán con nosotras en el Distrito; van a trabajar”. De la misma forma, Nadia Rangel, nombrada secretaria de Hábitat, entonces coordinadora programática, enviaba también, con promesa laboral, un mensaje a las casi 600 personas que conformaron el equipo programático.
Y llegó la hora de los nombramientos, donde la palanca empezó a pesar.
Antonio Navarro logró dos cuotas importantes: Secretaría de Hábitat y la UAESP.
En la UAESP –Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos- nombró a Amanda Camacho, con más de un pecado en su paso por la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de YOPAL. Poco se tuvo en consideración la suerte que corrió esta empresa crucial, importó más el respaldo que le aseguró Antonio Navarro. Así mismo, Navarro logró ubicar a Nadia Rangel en Hábitat, con un perfil tan normal como el de muchos profesionales especializados en Colombia.
El apoyo de Juan Fernando Cristo tuvo un premio mayor: Guillermo Rivera, veedor; Luis Ernesto Gómez y Rafael Pardo también resultaron recompensados
La llegada de los liberales, en cabeza de Juan Fernando Cristo, terminó bien recompensada. Su pupilo, Guillermo Rivera, terminó en la Veeduría Distrital, olvidando los señalamientos del pasado como enmermelados.
Otro liberal de corazón y trayectoria, Luis Ernesto Gómez, llegó a la Secretaría de Gobierno y su padrino, Rafael Pardo, entró a formar parte de la apetitosa junta directiva de la Empresa de Energía de Bogotá.
La cuota del Polo Democrático no podía faltar. La escogida fue Xinia Navarro para un cargo con puestos y presupuesto: la Secretaría de Integración Social. Viene de ser concejal y alcaldesa local de La Candelaria, pero sin mayor experiencia en el sector social.
A otro de sus aliados, Lucho Garzón, lo premió con el nombramiento de Edna Bonilla en la secretaria de educación, otro cargo de mucho peso en el gobierno de Bogotá.
Uno de los más beneficiados fue Antanas Mockus, cuyo apoyo fue definitivo para el triunfo de Claudia López. Su esposa, Adriana Córdoba, terminó, sin la experiencia que requiere este cargo en urbanismo y temas de ciudad, nombrada en Planeación Distrital. Por su parte, el actor Nicolás Montero también tuvo el valioso guiño del profesor.
Gina Parody, ausente del país pero presente en la historia política y personal de Claudia López, tiene en William Mendieta, nombrado Secretario Jurídico, un lugar destacado en el gabinete distrital.
Nicolás Estupiñán, el secretario de Movilidad, también pudo haber llegado por la vía de Gina Parody. Fue el viceministro de Transporte de Cecilia Álvarez durante el gobierno Santos y muy cercano a las dos.
El apoyo de María José Pizarro, en contravía a su jefe, Gustavo Petro, fue recompensado.
A los de la Colombia Humana también les dio su porción en la torta burocrática. A María José Pizarro le pagó su apoyo nombrando a un quemado en su lista al concejo y exmiembro de su UTL, Vladimir Rodríguez, como Alto Consejero para las Víctimas, la Paz y la Reconciliación.
El exgobernador de Cundinamarca, Jorge Rey, también tiene su funcionario en el distrito: Cesar Carillo Vega fue nombrado en Ciudad Región, desde donde manejará los temas de interés de Rey y su sucesor en la Gobernación de Cundinamarca. Carrillo aspiró a ser director de la CAR como candidato de Jorge Rey y fue su Secretario de Planeación durante los cuatro años de gobierno. Y se preguntarán, ¿pero Rey que hace metido en Bogotá? y la pregunta es al revés, ¿a Claudia por que le interesa tener como aliado a un amigo de los enmermelados de Cambio Radical?
León Valencia, su llave en proyectos de investigación desde Nuevo Arcoíris y luego en la Fundación Pares, logró una participación importante: su hija Catalina Valencia es la nueva gerente de IDARTES, el poderoso músculo de la cultura en Bogotá.
La estrategia política de la alcaldesa es la de armar una plataforma de cara a las elecciones presidenciales, en donde las alianzas políticas pesan, como ocurre en el caso de cualquier gobernante, solo que la mayoría no lo niega y mucho menos se ampara en eslogans como lo de Talento y no Palanca, cuando la realidad en la selección de los cargos directivos claves de su gobierno, es otra.
