Claudia López arrancó la cuarentena siendo la sensación. Daba órdenes a Duque y a Marta Lucía y algunos medios la encumbraron como una especie de súper alcaldesa. Se fue desdibujando como un helado en la playa. Claudia se derritió y no le cumplió a nadie, ni siquiera hizo los giros destinados a la gente que en Kennedy intentó guardar cuarentena. Hoy en día nadie le hace caso, es que es imposible seguirle el ritmo, fue la defensora a ultranza de la cuarentena y fue la primera que mandó a los contratistas de la alcaldía a trabajar. Increíble.
En otra de sus extrañas medidas le dio por poner pico y cédula para entrar a lugares comerciales. No podría ser más inoportuna esta medida. Claudia lo hace a cuatro días del 19 de junio, fecha en la que el gobierno ordenó quitar el IVA e incentivar el comercio, uno de los sectores más golpeados por la crisis generada por la pandemia. Yo ese día, impar, no podré salir a hacer compras. Como yo estaremos 25 millones de colombianos. Gracias Claudia, nos arruinaste el black Friday.
A vísperas del día del padre muchos creíamos que ese era el día indicado para comprar regalos. No lo podremos hacer. Lo de Claudia en la pandemia ha sido nefasto, así existan periodistas que quieran tapar el sol con un dedo. Claudia irradia incongruencia y también autoritarismo. Yo me cansé de sus regaños y de su falta de compromiso con las promesas que ella misma hace. Basta ya, señora, y no pode de heroína. El manejo de la crisis hace rato que le quedó grande. Muchas gracias por arruinarnos el día sin IVA y de paso también el día del padre.