Ya desde hace varias semanas estaba pensando en hacer este artículo de opinión. No me atrevía hacerlo seguramente porque en mi humilde ingenuidad pensaba que todo iba a mejorar o cambiar, o que simplemente era cuestión de esperar, dar como en el derecho el principio de oportunidad o de la duda. Sin embargo a pesar de la espera, esa ingenuidad con tintes de esperanza se convirtió y ratificó en mi gran decepción.
Durante la campaña del año 2019 para las elecciones a la alcaldía de Bogotá una de las grandes candidatas, en mi opinión, era la señora Claudia López; una política que en virtud era vista y se mencionaba como diferente, alternativa y progresista, y en su historia política antes de ser alcaldesa creo que lo era. Recuerdo que todos nos maravillábamos escuchando a esa congresista, politóloga e investigadora sin pelos en la lengua que demostraba su compromiso por las causas sociales y la búsqueda de la justicia. Una mujer que demostró que se podía hacer política de verdad. Esa política que hace control y veeduría. Esa política que investiga. Esa política que busca que la justicia llegué primero que la impunidad. Fue precisamente en relación con esa grata vida política que nadie niega, que decidí dar mi voto de confianza a ojo cerrado para ella en esas elecciones, no obstante hoy infortunadamente y sin ningún rubor tengo que reconocer que me equivoqué.
Sé que muchos lectores se preguntarán: ¿cuáles son las razones o argumentos de mi arrepentimiento y decepción? Y ante el posible interrogante, trataré de resumir esa respuesta en seis argumentos que para mí son la justificación para ratificar el título de este artículo:
1. Apología a la xenofobia. Sus palabras, opiniones y comentarios en ruedas de prensa en vivo, sus tuits y comunicados a la opinión pública, estuvieron y han estado en señalar, estigmatizar y juzgar a los migrantes venezolanos como los culpables de la inseguridad y violencia en la ciudad., ocultando que es su gobierno más allá de unos hechos, el responsable de garantizar la seguridad de todos los habitantes de la ciudad.
2. Promesas incumplidas. Durante su campaña, debates y ruedas de prensa escuchábamos como Claudia López prometía que iba a hacer todo lo posible e imposible para detener la construcción de las troncales de TransMilenio, sobre todo la de la avenida 68. Sin embargo los hechos demostraron que no se opuso, no derogó, ni mucho menos se inmutó para evitar la construcción de este adefesio de la ciudad, incumpliéndole a los cientos de comerciantes y vecinos de esta avenida que se oponían a este proyecto.
3. Oposición a los maestros. Todos veíamos y hemos visto como la alcaldesa ha ignorado y ha hecho una oposición férrea, ante el llamado de los sindicados nacionales y distritales de los docentes, para evitar que los estudiantes y profesores retornen nuevamente a la presencialidad a los colegios, esto debido a que mayoritariamente no hay ningún tipo de garantía de seguridad a la salud de estos frente a la pandemia.
4. Peñalosa 2.0. De los $1.8 billones que pidió la señora Claudia López para el supuesto "rescate social y económico" de Bogotá, más de $1 billón será destinado para Transmilenio. Le importo muy poco que el verdadero rescate social y económico comienza por la gente, y no por los buses contaminantes e indignos que ella sigue protegiendo y defendiendo igual que su mentor y profesor, llamado Enrique Peñalosa.
5. Tibieza frente a los abusos a los DD. HH. El día de ayer conocimos la noticia de la renuncia del director de derechos de humanos de la alcaldía de Bogotá, presuntamente por la tibieza, la negación y no importancia de los constantes y sistemáticos abusos policiales en las protestas en la ciudad a lo largo del paro nacional de este año. El mismo Álvaro Uribe según la revista Semana había elogiado a López por el manejo de la protesta social en Bogotá. Estos hechos atan cabos y conclusiones que son más que obvias.
6. Endilgar culpas a otros. Ayer mismo también escuchábamos como esta alcaldesa mencionaba en una entrevista y en varios medios de comunicación su mensaje a Gustavo Petro para que recapacitara por su supuesta culpabilidad de "incendiar" el país por unos cuantos likes y populismo preelectoral, en relación con las masivas protestas del paro nacional. La aseveración calumniosa de la alcaldesa no es más que una infamia que busca más bien ese si en hacerle campaña a su amigo Fajardo.
No cabe la menor duda que la única que debe recapacitar aquí es la señora alcaldesa, a esa que yo y más de un millón de personas depositó el voto de confianza para un supuesto programa liberal, progresista y alternativo, que de alternativo al parecer y según los hechos ya no tiene nada, y que más bien cada vez se parece a esos programas y políticos que tanto ella atacó, criticó y denunció. Cada vez que escucho a la alcaldesa lo único que se me viene a la mente son esos discursos de esos políticos que pasaron sin pena, ni gloria, y que al parecer ella también desea ser. Por lo anterior, hoy mi gran decepción tiene nombre propio, y se llama, Claudia López.