Transcurridos dos años de la posesión de Claudia López como alcaldesa, la continua improvisación tiene a la capital sin norte; ojalá eso significara que no hubiera diferencias de estratos, pero en realidad representa la ausencia de gobierno, tal como demuestran el anuncio de que dejará a medias el metro, y también la eliminación del Día Sin Carro y Sin Moto en Bogotá.
No fue capaz de emprender la transformación urbana; cuanto menos la adecuación vial, mientras que la pandemia había liberado a las calles del atragantamiento vehicular. Además, la gestión de las localidades está más que descentralizada; de hecho, está tan descentrada como la de la ciudad como un todo y como parte del país.
TransMilenio es un régimen de anarquía; sus irresponsables declaraciones sobre ese sistema contribuyeron a desvirtuar la famosa cultura ciudadana, por cuyo fracaso en este gobierno debe asumir responsabilidad incluso la legión *mockusiana*, pues solo una minoría paga su tiquete y honra los códigos de convivencia que deben facilitar la gestión y el uso de esa solución de movilidad pública.
La seguridad es reflejo de la agresividad de la alcaldesa. Igual, tal como había señalado Rodolfo Hernández, y previamente Los Simpson, los burócratas, los policías y los bomberos son corruptos, gordos y perezosos.
La salud y el medioambiente adolecen las incoherencias del Partido Verde. He insistido en la factibilidad de alguna política que determinara la entrega de bicicletas a cualquier ciudadano que la requiriera, transfiriendo su propiedad de manera gratuita, en aras de incentivar la descongestión del Sistema de Transporte Masivo, y también desincentivar el uso del vehículo particular o el robo de bicicletas.
Así mismo, tenía la oportunidad histórica de transformar la Selva Urbana en un Ecosistema Verde, promoviendo el aprovechamiento de parte de los andenes para el cultivo de alimentos. En circunstancias de escasez como las actuales, medidas innovadoras habrían hecho la diferencia, pero Claudia López simplemente demostró ser más de lo mismo.
Si aún tiene dudas, contemple la mermelada que ha producido su gobierno, incorporando a *delfines* y a los séquitos de los precandidatos del Partido Verde o la Coalición Centro Esperanza, que le son *afines*.
Claudia López no parece bogotana de nacimiento, ni de residencia. Demuestra que está confundida, y parece que estuviera encerrada en el clóset del uribismo, aunque ella se niega el reconocimiento de su verdad, mientras aparenta ser de centro en público. Tiene nada de ser una ciudadana de a pie, y su decisión de postergar, e incluso extinguir el Día sin Carro y sin Moto, en lugar de hacerlo frecuente, demostró que no era la alternativa que necesitaba la ciudad.
