En el año 2013 un juez de la república ordenó que la explotación minera cesara en el Alto Andagueda, en Bagadó, Chocó, tierra ancestral de los Emberá-Katios. Sin embargo, el oro, esa fiebre que trajeron los españoles, se inoculó como un virus entre la gente que venía de afuera.
La extracción ilegal de oro y el frente occidental del ELN, con todas sus plagas, se posó sobre ellos. Los sacó del territorio que tenían desde antes de que los españoles llegaran. En el 2020, en plena pandemia, cerca de 2000 indígenas agarraron lo poco que tenían y se vinieron a Bogotá a ser escuchados por el gobierno nacional.
Pero Duque estaba muy ocupado con una crisis que terminaría convirtiéndolo en uno de los presidentes más impopulares de nuestra historia reciente y tuvieron que asentarse en el Parque Nacional. Allí duraron cerca de 2 años. Las condiciones no podían ser más infames.
Si Bogotá es un infierno para los que tienen techo, imagínense lo que es para los que no tienen nada. El frío, aterrador, se metía hasta los huesos. 21 niños murieron. En mayo del 2022 la alcaldesa se comprometió a reubicarlos. Se fueron del parque, se ubicar, 1.200 de ellos, en el edificio la Rioja, en el sector de los Mártires. Un edificio en donde solo caben 400 personas. El hacinamiento era total.
Esperaban colchones, comida, ayudas, agua. El agua siempre falta en la Rioja. El frío siempre está presente, también está la sed. Intentar encontrar la manera de retornar a su hogar pero la alcaldesa jamás cumplió. Ayer, intentaron reclamar por las cosas que no habían cumplido. Decidieron cercar el edificio de Avianca, entonces intervino el ESMAD, y entonces se formó el pandemonio. A los cinco policías heridos de gravedad que dejaron las violentas protestas, se suman las 20 mujeres indígenas que salieron heridas, algunas de ellas adultas mayores.
La realidad de estos indígenas en el edificio de la Rioja, se ve en este video tomado por los periodistas Leonel Cordero y Mauricio Cardenas: