“Me arrebatas la vida
si me quitas los medios
por los cuales vivo”
William Shakespeare
Claro de selva,
claro del bosque tropical.
Sonata diaria de trabajo
en muchos movimientos,
tocada con metales
de machetes largos,
hachas, serruchos y guadañas
que raramente tocan tierra
y son efectivos en la tala.
Picos, palas, barretones
que la cavan y trasladan,
Rastrillos y azadones
que nivelan y deshierban.
Arados que penetran,
dejando surcos con la ayuda de las yuntas.
Claro de selva,
jornada verde que incorpora
productos ignorados
por el suelo virgen:
cercas limítrofes,
yemas de yuca,
semillas de arroz
y vástagos de plátano
sembrados para dar cosecha.
Claro de selva
teclado sin marfil sobre lo rústico.
Pintura terracota
que irradia su tributo
bajo la luz ultravioleta
y flota como alfombra
tejida con orgullo
sobre los verdes húmedos.
Una sierra mecánica
deja escuchar la tos de su motor:
la risa rápida de la cadena
con sus dientes afilados,
la carcajada de la hiena,
la mueca inagotable,
la codicia perversa
que genera el mundo.
El mundo verde de la hectárea abierta.