Los últimos clinch, cuerpo a cuerpo en boxeo, al interior del POLO fueron la inusual carta del Secretario General del Partido Gustavo Triana contra su Presidenta Clara Lopez la cual, carente de toda elegantia juris, difundió profusamente con el propósito de generar consecuencias políticas contra Clara. A su vez, el ex candidato del POLO a la Alcaldía de Bogotá, Aurelio Suárez, hombre decente, reconocido economista y estudioso de los temas nacionales, publicó abusivamente en su blog personal una comunicación de la Presidenta dirigida con exclusividad a los integrantes de las directivas del partido. Estos dos hechos, unidos a otras publicaciones anteriores en los medios de comunicación, no son aislados, por lo contrario todos ellos provienen de los altos dirigente del MOIR que lidera el Senador Robledo. Es un clinch entre las diversas fracciones de las izquierdas del POLO, donde escasea el fair play.
Pero hoy amanecimos con la diatriba contra Clara López Obregon por parte de la periodista Laura Ardila Arrieta en la Silla Vacía, con motivo de la condena por la Corte Suprema de Justicia contra el al ex senador Iván Moreno Rojas por el carrusel de la contratación. La columnista se viene lanza en ristre presagiando un terrible coletazo en la aspiración de Clara a la Alcaldía de Bogotá por el POLO, por supuestas responsabilidades penales, políticas y éticas, apoyada en entreveradas lucubraciones, maliciosas hipótesis e interpretaciones legales sin fundamento alguno, producto de su ignorancia en estas materias o sabe Dios con qué intereses políticos, tratando de confundir al lector desprevenido.
No existe un solo indicio o testimonio derivado del “Carrusel” que haya vinculado a Clara López en la comisión de un hecho tipificado en la ley penal como autora, cómplice o facilitadora. Nadie tampoco puede endilgarle responsabilidad moral con el argumento que se hizo la de la vista gorda ante actuaciones del hermano del Alcalde Moreno, de quien fue su Secretaria de Gobierno. Todos sabemos lo qué hubiera pasado si Clara conoce la más mínima información de la ocurrencia de éste o de cualquier delito. Por eso ella si puede con la cabeza en alto ofrecer a la Capital una propuesta de anticorrupción.
Pero no me deja de causar zozobra la sucesión y coincidencia de estos hechos, cuando hoy el POLO está por designar su candidato a la alcaldía de Bogotá con grandes posibilidades de triunfo, pues en todas las mediciones Clara duplica en intención de voto a su más cercano competidor, mientras nosotros en el POLO agarrados en un clinch de boxeo ante nuestros competidores y verdaderos enemigos de las izquierdas quienes deliran y se frotan las manos de felicidad. Seamos sensatos.
En el POLO todos creemos en la necesidad de mantener la unidad del Partido, y al menos que la decisión del MOIR sea otra, el POLO no se puede dar el lujo en este momento de cambiar ese rumbo. En una ruptura todos perderíamos. Tampoco veo posiciones tan antagónicas que no permitan una conciliación mediante acuerdos equitativos que sean de beneficio común. Es normal que en un partido político no caudillista, pluralista y democrático existan diversas posiciones e intereses. Solo debemos discutirlas en un ambiente de deliberación sereno, encaminado a reducir distancias y reconocer basas o triunfos de cada lado. Tenemos formidables fortalezas, Robledo fue el Senador mas votado, tiene el reconocimiento, cariño y respaldo y la vocería del partido y de muchos conciudadanos. Nuestra Presidenta, hizo una impecable y exitosa campaña a la Presidencia, tuvo una votación importante, le dio lustre al partido, es leal, seria, cumple los pactos y se somete a las reglas. No la tenemos ganada, pero con trabajo de todos, tiene una gran opción de ser la alcaldesa que Bogotá necesita para solucionar este momento de inseguridad y trancón.