Arrasando. Lo que pasa es que nadie se atreve a decirlo. O no es que no se atrevan, es que el carisma de Clara y su programa social, le alcanzan para movilizar los votos, pero no para encauchetar las llantas de las firmas encuestadoras que pusieron a correr tanto a Peñalosa y a Pardo, que no les va alcanzar el frenon que ya empieza pintar la carretera electoral. La curva está frente a ellos y abajo, el barranco en el que van a terminar cayendo.
Lo torcido tarde o temprano termina enderezándose. Empezó en agosto a funcionar un hibrido uribicomediatico llamado la encuesta de la Gran Alianza de los Medios, mejor dicho la clase empresarial embilletada, fachoide y oposdeciana empujando las cifras, confundiendo la consciencia colectiva e imponiendo a Peñalosa como el falso profeta mesiánico que logró un milagro con los porcentajes. La otra firma encuestadora, esa que se ufana de ser la más sería, la que hace las encuestas con “votantes” que tienen inscrita la cedula, aquella que dirige Cesar Caballero y que a los tres los deja en tablas, no puede esconder un hecho innegable que bien puede hacernos pensar, sin ser muy suspicaces, que la verdad puede estar siendo jalada para otro lado: Caballero fue gerente de campaña de Rafael Pardo. Es decir son rellaves.
Lo que no dice ninguna de esa firmas, es el run run que corre entre sus empleados, esos aspectos que bordean las cifras, “el alma que tienen los números” , me explicaba uno de esos expertos en estadística encargado de manejar cuadros y graficas todo el día, frente a uno de esos portátiles que los gobiernan. Es que además de las voluntades aceitadas y palanquedas que hacen de las encuestas, esos borrachos trastabillantes que nadie sabe por dónde caminan, están los factores “Border Line” que son los que se escapan a las mediciones pero que todos saben que existen y que pueden ser interpretados antes de cualquier elección. Son precisamente factores geográficos y técnicos, además de factores subjetivos que refieren a la vocación electoral que acompañaría a los votantes precisamente el día de las elecciones.
Esos factores son los que pueden llegar a donde llegan esas calles empinadas en los barrios de invasión a donde no llegan los encuestadores, donde habrán de llegar los subsidios requeridos en esas áreas periféricas, tan escasas de colegios como de refrigerios para los niños pobres, y esos factores favorecen a Clara López Obregón, la próxima alcaldesa de Bogotá. En las áreas urbanas donde no llegan las firmas encuestadoras con sus preguntas amañadas, es donde precisamente Clara se ha preocupado por llegar más, precisamente porque su vocación de vida ha sido equiparar la sociedad a través de una educación digna, de salud y bienestar, sin que ello signifique ni expropiaciones, ni castrochavismo como lo han querido hacer ver sus opositores, eso lo sabemos todos. Incluso aquellos que detestan al Polo, están conscientes de quién es Clara.
El otro factor “Border Line” es el subjetivo, allí es importante tener en cuenta el compromiso del elector con el voto que le canta al encuestador. Este factor es muy importante porque es el que impulsa al corredor en el pique final, que en últimas es el que decide quien llega a la meta. Con quienes hablé me explicaron que el elector de Clara sabe bien el porqué de su voto. Es decir la acompañan en su programa ideológico, que incluso bien pueden no conocer, pero lo deducen a través de la escala de valores que perciben de él: Justicia, Colaboración, Solidaridad, Respeto, Tolerancia …ect. Quién va a votar por Clara López sabe que va a votar por el ser humano. Es un voto que representa una identidad. Eso marca una distancia frente al votante Peñalosista, que en últimas no sabe bien a quién ni a qué le están votando. Primero por la fama de voltiarepas que tiene Peñalosa, quien de entrada es gringo (Nació en Washington) y que ha cambiado tanto de partido e ideología que no traspira ni chicha ni limonada. Pero además uno habla con los votantes de Peñaloza y más parecen ver en él un maestro de obra, que diseña, planea dirige, se pone cascos y llega en bicicleta, y sí…eso no es que sea malo, puede ser que en parte también se requiera, pero ¿y el hambre y el analfabetismo? , y ¿las oportunidades educativas y laborales?, todas esas cosas que desprecian en los clubes sociales y que en las juntas directivas suenan como a mañe, como a ranchera romántica. Todo ese caudal de necesidades humanas fundamentales, es el que hace que los electores de Peñalosa sean como el chicle que se le siente cuando habla, por eso es que los Uniandinos que tanto lo alaban, van a terminar yéndose a Anapoima a rumbiarse la ley seca, mientras que los académicos mal pagados, las amas de casa que sufren con las cuentas de luz y de agua, los recién egresados del colegió que no tienen para la universidad y los universitarios que aguantan hambre para pagar el bus, son los que se van levantar temprano a votar ese Domingo.
El discurso de los votantes, el voz a voz de los electores, sus expectativas y necesidades nos da un idea del impulso que puede llegar a tener cada voto. En últimas, qué tipo de necesidades y aspiraciones sienten los votantes que están solventando con su voto. Entre más vitales más compromiso habrá con cada voto, y la alimentación, el estudio, la salud siempre serán más relevantes que la autopista más larga. De aquellas necesidades básicas es de las que hablan los votantes de Clara, en cambio de Peñalosa lo único que dice tanto “hípster” con casco aerodinámico, de bicicleta plegable y celular de última generación, es que es un tipo “súper bien” que tiene la ciudad “en la cabeza” y que la va a poner muy bonita. Esos tampoco se van a levantar. Van a preferir fumarse un porrito y quedarse pegados al Netflix ese Domingo…algunos de los que quieren a Clara muy seguramente también van a fumarse ese porrito tan rico, pero como para ellos el compromiso con las urnas representa centros vitales de su existencia, se sodaran el sol del mediodía caminando hasta el puesto de votación para elegir a la mejor.
Y de Pardo, de Pardo si ni idea, de este tipo nadie dice ni mú….sólo las hojas cochinas de los periódicos que publican las encuestas.