Hay que mirar los casos de narcos baleados en carros de alta gama en las principales ciudades del caribe; las brutales masacres; los cuerpos hallados asfixiados en baúles de camionetas con mensajes intimidatorios; los capos capturados en lujosas mansiones de miles de millones de pesos; y las múltiples vendettas hechas por organizaciones criminales que dejan un centenar de asesinatos y desapariciones que ponen a tambalear la seguridad de la región, sobre todo en su epicentro el Magdalena, que en 6 meses ya tiene 162 asesinatos.
¿Quién está detrás de estos crímenes? ¿Quiénes motivan esta guerra? ¿Por qué?
El primero de ellos es el Clan del Golfo, organización criminal liderada por Darío Antonio Úsuga David (alias Otoniel), que tiene el poder en las principales capitales del Caribe. El teatro de operación de su actividad criminal en la costa es Cartagena de Indias, Barranquilla, Montería, Sincelejo y un centenar de municipios donde manejan el cobro de extorsiones, microtráfico, narcotráfico, lavado de activos y minería ilegal.
Desde hace muchos años se mantiene en guerra con los herederos de Hernán Giraldo y su organización criminal llamada Los Pachencas en la ciudad de Santa Marta, que al parecer en un comienzo se encontraban a su servicio como el Bloque Caribe, pero que decidieron actuar de forma independiente y declararles la guerra. Su última gran arremetida violenta habría sido en 2012. En ese año se conocieron 213 homicidios solo en Santa Marta y agentes de la fuerza pública se habrían aliado presuntamente con los Giraldo para sacar al Clan del Golfo e instalar una paz "controlada".
En esta guerra se pueden recordar episodios ampliamente conocidos por la forma tan violenta e ingeniosa de querer acabar con sus principales líderes como la Masacre de Masinga en 2014, donde habrían intentado asesinar al capo Elkin López Torres, alias La Silla; el famoso asalto al edificio Galeón Azul en el prestigioso barrio Bocagrande en Cartagena, donde tres falsos guardias del Inpec armados trataron de asesinar a alias Pichi, jefe del Clan del Golfo, en ese momento en el Caribe; las muertes de narcos como alias Echeverry y alias Baltazar, mientras paseaban en sus carros de alta gama por la troncal del Caribe; así como los cuerpos hallados asfixiados en camionetas en la Guajira y Córdoba, en represalia cuando sus comandantes no pueden dar una digna lucha por el control total de la región.
La guerra no parece tener fin en 2021, la muerte de alias el Guajiro en un supermercado de Barranquilla por parte del Clan del Golfo; la presunta masacre de tres de sus verdugos en Soledad; el fallido atentado contra el capo del Clan del Golfo, Javier Enrique Insignares Toro (alias JJ), en el norte de Barranquilla que lo hicieron refugiarse en Cartagena de Indias, en donde luego sería asesinado; y las recientes capturas de alias La Silla y alias Andrea, que han disparado los índices de homicidios, sobre todo en Santa Marta y Barranquilla, donde ambos bandos intentan acabar con el personal del otro con lista en mano.
¿Quién ganará esta guerra? ¿Cuántos muertos más pondrán? La captura de Andrea en Rionegro, narco puro del Clan del Golfo en el Caribe, y las de sus socios (Armus Iván, enlace con el Cartel de los Balcanes, así como la de Anthony Deo, alias Tony, en Barranquilla) deja ver que el negocio está más próspero que nunca y que contrario a acabar parece empeorar.