Señores y señoras,
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc)
Delegados Gobierno Nacional
Mesa de Diálogos La Habana Cuba
Sr. Presidente Juan Manuel Santos
Reciban nuestro saludo y reiterada voluntad de seguir acompañando y respaldando las negociaciones protagonizadas por cada uno de ustedes.
Hoy nos pronunciamos desde cada rincón de nuestro país, haciendo uso legítimo de nuestras voces como delegados de los millones de seres humanos de nuestro país que hemos sido víctimas de la violencia y que conservamos con altura y dignidad la esperanza de que este proceso de Diálogos llegue a buen puerto, a pesar del ruido de la guerra y aún en medio del dolor.
Nosotros, víctimas de todos los actores de la confrontación, víctimas de la inequidad, de la injusticia, de la pobreza, de la corrupción, y de la violencia armada, recurrimos a esta voz y a nuestra férrea convicción en un camino para la paz en nuestro país, para reiterar nuestra voluntad de acompañar la Mesa de Negociación en el logro de los acuerdos en cada uno de sus aspectos y en su cristalización en cada uno de nuestros territorios.
Somos voces legítimas como sobrevivientes y como testigos del horror de la guerra, y esa condición, nunca deseada, nunca buscada, nunca promovida, nos pone ante la realidad en una posición de la cual no podemos marginarnos con el silencio testifical ante la actual situación de confrontación armada y de vulnerabilidad de los diálogos.
Tomamos con decisión la iniciativa de viajar a Cuba, respaldar, acompañar y velar por el buen término de este proceso vital para el futuro de nuestro país, para nuestro presente, para nuestra memoria, apelando a esas voces que no han logrado silenciar las armas, y que no lograrán jamás detener nuestro camino hacia la transformación de nuestros territorios.
Ustedes han escuchado nuestros testimonios, pudieron ver cara a cara la tragedia de nuestra experiencia en medio de esta guerra absurda. Somos más de seis millones rostros de dolor, de angustia, de impotencia ante la crueldad y devastación que trae consigo la guerra. Nosotros, no estamos dispuestos ni dispuestas a continuar un solo día más así, y tampoco queremos someter a nuestros hijos a sufrir lo que hemos sufrido cada uno de nosotros, no queremos más madres recibiendo banderas, ni viendo a sus hijos convertidos en cifras de vencedores y vencidos.
Ustedes y nosotros tenemos un adversario común, los adversarios de la paz. Nosotros sabemos que son muchos, sabemos también que a veces es nuestro propio dolor y la imposibilidad de olvidar nuestros muertos y su tragedia en medio de la guerra, lo que se interpone entre el perdón y más violencia. Pero también sabemos que es posible superar ese miedo paralizante que nos hace sumirnos en la más profunda de las tristezas y de las rabias. Nosotras, las víctimas, aprendimos a convertir el horror en esperanza, el miedo en acción transformadora, el silencio en voces fuertes y claras. Esa voz hoy nos dice que hablemos para exigir la continuidad de los diálogos, la concreción de los acuerdos, el cese de hostilidades, aún en medio de unas negociaciones que sabemos se han dado en medio del fuego.
Y, sin embargo, esa voz ética y política con la cual hemos narrado a ustedes nuestras memorias y nuestras esperanzas. Esa dignidad que nos recuerda que aún somos seres humanos hoy nos obliga a actuar en consecuencia y a insistir. Nosotras las víctimas exigimos el respeto a la población civil, sin excepciones, sin excusas. Nosotros las víctimas les exigimos que no se levanten de la mesa para darle la victoria a los enemigos de la paz, a la paz de verdad, a la paz que nos lleve a un lugar diferente del que actualmente habitamos, que sea posible volver a imaginarnos juntos como seres humanos, dignos, responsables, libres y en paz.
De ser preciso volveremos a Cuba y estamos hoy desde cada rincón de Colombia con todas las organizaciones sociales del país, en vigilia permanente, apoyando la Mesa de La Habana, pero también recordándole al mundo entero que en este país somos más los que queremos vivir en paz.
La vida propia no es una cifra, ni la del adversario un trofeo en el campo de batalla. La vida es la única posibilidad que tenemos para hacer de nuestro futuro un camino para nuestros hijos e hijas.
Con la profunda fe de que estas palabras sean escuchadas por ustedes, y con la convicción de que el clamor de las víctimas no sea solo un lugar de la memoria, sino además una fuente para la acción transformadora de nuestras realidades, quedamos muy atentos a su respuesta y a acompañar los caminos que sean menester para alcanzar lo que todos, de una u otra manera, esperamos alcanzar pronto: un país para vivir en paz.
NO SE LEVANTEN DE LA MESA DE DIÁLOGOS.
Atentamente,
SORAYA BAYUELO CASTELLAR
Ciudadana Colombiana. Comunicadora Social Periodista. Una de las 60 víctimas que fue a La Habana en la Tercera Delegación. Directora del Colectivo de Comunicaciones Montes de María. Premio Nacional de Paz 2003.
VALE LA VIDA SOÑAR CON LA PAZ A ESO LE SEGUIMOS APOSTANDO DIA A DIA, SEGUNDO A SEGUNDO.
NADA PARA LA GUERRA TODO PARA LA PAZ
DEFENDAMOS y CUIDEMOS LA PAZ.
Invito a todos y todas que quieran sumarse a firmar esta petición. Gracias.
El Carmen de Bolívar Julio 5 2015.
@soramonte,