En la semana del 17 al 23 de enero pasaron dos hechos luctuosos que se hubieran podido evitar, señor alcalde Federico Gutiérrez. Un niño se suicidó en su casa y otro intentó hacerlo dentro del colegio. Ambos niños eran estudiantes de la Institución Educativa Antonio Derka en Santo Domingo Savio. Indangando con la comunidad sobre lo que había pasado y por qué no se pudieron evitar estos hechos, los padres de familia me dijeron que esto sucedió porque no hubo quién atendiera a los niños en la institución. Efectivamente, los psicólogos de los Programas Escuelas y Colegios Saludables (de la Secretaría de Salud) y Escuelas para la Vida (de la Secretaría de Educación) no han podido empezar a trabajar porque el Alcalde no ha permitido que estos programas hagan la labor psicosocial que saben hacer. No hubo quién atendiera a los niños que necesitaban del psicólogo porque todavía no han terminado de repartirse la piñata de cargos dentro de la alcaldía. Han salido más de 150 excelentes profesionales que hacían muy bien su trabajo para darle paso a personas que no cumplen con los perfiles en todas las Secretarías, debido a que Federico Gutiérrez tiene la filosofía de poner a cualquiera en cualquier puesto, aunque no sea de su perfil, pero con la condición de que nunca haya trabajado con el alcalde anterior. No importa si el contratista era eficiente, capaz, conocedor de sus funciones, con trayectoria de varias administraciones, con conocimiento del terreno, de las poblaciones y de sus necesidades. No, no importa. ¡Trabajaron con Aníbal y hay que echarlos a la calle por eso! Alcalde, sabemos que faltan 300 profesionales por echar. Esperamos que ahora sí busque los perfiles adecuados.
Volviendo al asunto, un niño nos hará mucha falta a todos. Un niño no podrá volver a reir. No podrá ser feliz. Un niño, señor alcalde, se mató porque usted no contrató al profesional que debía atenderlo por andar llenando la Secretaría de Educación de Politólogos de la UPB. Seguramente le llevaron muchos votos pero no evitan que los niños se maten. Alcalde, le deseo suerte a la hora de ir a explicarle a las familias por qué no había profesionales expertos en temas de salud mental para que evitaran el suicidio y el intento de suicidio de dos niños de Medellín. Espero que pueda decirles (aunque no sé si eso disminuya el dolor) que usted tiene el síndrome de Adán (piensa que la ciudad se fundó con usted y su administración) y que la soberbia con la que está expulsando a los que llevan hasta diez años trabajando por la ciudad para poner a los que no saben nada pero le son leales, es el mejor camino para todos. Sus excusas a las familias frente a las cámaras de televisión, tal como lo hizo con la niña que hirieron en días pasados en ese operativo de la Policía en Castilla, no son suficientes.
Espero que nuestros niños no se sigan matando mientras los politólogos en la Secretaría de Eduación entienden que la educación no es sólo tiza, tablero y kits escolares, sino una atención integral de la que poco saben y por eso mismo, seguirán pasando estas tragedias.
Alcalde, ¿Medellín sí podrá contar con vos?Recuerde que el clientelismo también es corrupción.
