Actualmente, las tecnologías de la información y la comunicación han logrado una amplia incidencia en las esferas públicas y privadas, transformando la manera en la que los distintos actores se relacionan entre sí y frente a los escenarios en los que se desenvuelven. Uno de estos cambios, propiciados por la aplicación de las TIC, se muestra entre la relación que se establece entre las ciudades y sus ciudadanos.
Las ciudades hoy en día se presentan como territorios inmersos en la era digital, en donde el acceso a la información, la transparencia y la participación de la ciudadanía van de la mano con desarrollos en materia de infraestructura digital, “alfabetización digital” y asociación entre las redes de actores que hacen presencia en los procesos de construcción y modernización de los imaginarios sociales que sostienen a la ciudad como un espacio de articulación.
Estos nuevos espacios e interacciones hacen necesario que los actores dentro de las ciudades adquieran nuevas capacidades y herramientas que les permitan estar a la par con los flujos de información que se manejan dentro de los actuales modelos de ciudad. Con esto promover la aparición de un ciudadano con características digitales, dando paso así a lo que se ha denominado una “ciudadanía digital”. El ciudadano digital se define como aquel individuo que ejerce sus derechos políticos y sociales a través del uso de las tecnologías de la información o que hace presencia dentro de los ámbitos decisorios a través de una comunidad digital.
De esta manera se ha abierto un nuevo espectro de la democracia que se sustenta en la utilización de las tecnologías digitales, con lo cual se pretende incluir a los ciudadanos dentro de los escenarios de toma de decisiones públicas, coordinando así los múltiples saberes locales con las herramientas gubernamentales con las que cuenta la administración. La democracia digital abre un nuevo mundo de posibilidades en donde la ciudadanía abandona su papel pasivo en el entramado político y adquiere un carácter determinador para la soluciones planteadas y aplicadas a los distintos problemas sociales.
Ante la situación que venimos afrontando como ciudadanía, se hace más evidente que nunca la necesidad de procurar estrategias para el desarrollo de competencias y habilidades en los entornos digitales que permitan a los ciudadanos aprovechar los múltiples canales de información y comunicación que las TICs proveen. Frente al manejo del Coronavirus, si bien se ha podido observar una apertura hacia los canales digitales, estos procesos han versado en su mayoría alrededor de la transparencia y el flujo de información, quedando pendiente el transito hacia una democracia basada en el entorno virtual que ponga a la ciudadanía y a la administración en una constante comunicación y retroalimentación de las problemáticas sociales que afrontan grupos locales.
Un ejemplo de ello podría ponerse en marcha respecto a la posibilidad de focalizar ciudadanos y grupos locales que se encuentren en una situación de mayor vulnerabilidad durante la contingencia, para que así la administración pueda priorizar su actuar, dotándolo de mayor eficiencia e impacto en la sociedad. Finalmente, estas nuevas comunidades virtuales y canales digitales de comunicación permanente no solo pueden ser utilizadas como herramienta de participación ciudadana en la esfera pública sino también como medios de acercamiento y cooperación entre los individuos que conforman la ciudadanía.