El concepto de "ciudadanía" y por ende de "ciudadano", es una categoría esencial de la teoría y la administración elitista de la sociedad, acoplada bajo el sofisma de la igualdad y la equidad, con el único objetivo de separar la vida política de la económica de los Individuos.
Analizar estos concepto a la luz de las teorías excluyentes permite crear una cortina de humo, en la cual los ciudadanos somos vistos como una masa amorfa y el Estado como una herramienta neutral que administra su bienestar, eliminando de plano la teoría integral de la lucha de clases.
Es a partir de este concepto que se viene elaborando, en nuestra sociedad, una mentira muy bien difundida por los medios masivos de comunicación, donde los ciudadanos somos iguales en la legalidad y por tanto, tenemos los mismos derechos, así hayan antagonismos de clase. Hacerle el juego a esta categoría excluyente en su raíz, pero democrática en su presentación, ha permitido que la clase trabajadora venga perdiendo día tras día su conciencia de clase, creyéndose la falacia de que el Estado no es más que un administrador para el bien de todos. Al igual que establece una mentira donde "al creer que somos iguales, pensamos tener las mismas garantías y responsabilidades en términos económicos, sociales, políticos y culturales", ocultando la lucha de clases, verdadero motor del desarrollo de la sociedad.
Esta expresión ha contribuido a incrementar el sofisma de una sociedad igual, en una sociedad enteramente desigual, que solo habla de diferentes ingresos, de estrato social distinto, pero nunca de los antagonismos irreconciliables de clase, en los cuales se disputan los intereses del explotador y los de los explotados.
Contribuyen a esta confusión, organismos internacionales como el Banco Mundial, que apoya esta postura, financiando teóricos e implementando acciones tendientes a establecer en el imaginario mundial una nueva categoría social donde las personas cuyos ingresos superan los dos millones de pesos mensuales "son ricos".
Ante esta situación teórica y práctica, la teoría crítica e histórica del campo social, plantea que definir a los individuos como ciudadanos implica la abstracción de estos en las relaciones de producción, es decir, permite separar la vida económica de la política de las personas, ocultando la esencia explotadora de la sociedad capitalista en la que vivimos.
Con esta nueva arremetida capitalista, el trabajador se ha convertido en dos cosas fundamentalmente; en asalariado y ciudadano, separando lo político de lo económico. Mientras como asalariado el individuo está sujeto a las condiciones y reglas que el explotador le dé, como ciudadano es una persona "libre" de decir a quien vende su fuerza de trabajo y de "participar" de la vida política de la sociedad
La sociedad desigual en la que vivimos viene fragmentando disciplinadamente a la clase social trabajadora para hacerlas ver; de un lado interrelacionada con las clases antagónicas mediante el concepto de "ciudadano" y de otro, fraccionándolas por raza, sexo, estrato, etc.
Es necesario y un deber de toda persona, que combata incansablemente por cambiar las condiciones materiales de existencia, luchar contra posiciones mentirosas e irreales que tratan de esconder la verdad de la sociedad en la que vivimos. Es fundamental retornar a la concepción de la contradicción de clase existente, para poder develar a ciencia cierta los atropellos a los que la gran mayoría de personas están sometidas.