Según el fallo de primera instancia del juzgado Tercero Penal para Adolescentes el proyecto “Ciudad Paraíso” impulsado por la Empresa Municipal de Renovación Urbana (Emru), se paraliza al no haber tenido en cuenta a los 202 Embera Katio, que residen en los inquilinatos de El calvario y San Pascual según su representante Rodolfo Yanguas. Una demanda interpuesta por esta comunidad indígena al no sentirse parte de esa estrategia social tiene en vilo el desarrollo de esa importante obra para la ciudad. Esta zona, conocida como “la olla” por tener entre sus calles basuras, hurtos, prostitución y drogadicción, busca cambiar su aspecto para dejar de ser la vergüenza de la ciudad y convertirse en la imagen que la ciudad proyecta (hacia adentro) a sus propios habitantes. Este proyecto erradicaría procesos de desarticulación, degradación y subutilización de áreas y sería un polo de desarrollo urbano que mejoraría la calidad de vida no sólo de quienes viven en esos barrios sino de quienes hacemos uso de sus calles. A muchas personas les duele el progreso de Cali y me parece inconcebible que estos enemigos de la renovación sigan siendo un obstáculo a partir de la revictimización de los indígenas como lo dijo María Romero, gerente de la Emru. Esta comunidad de indígenas está siendo usada y engañada con falsas promesas con el fin de frenar la transformación de ese espacio que contaría con tres mil apartamentos de interés social, dos parques de 16 mil metros cuadrados, una estación central del MIO y un centro comercial. Claramente, se ve que detrás de los indígenas hay quienes tienen intereses distintos al de proteger sus derechos, como lo dijo el asesor de paz, Felipe Montoya. El negocio de la mendicidad es muy lucrativo y los indígenas son los conejillos de indias de los enemigos del progreso.
Ciudad paraíso, otra batalla perdida por los Embera Katio.
El juzgado Tercero Penal les tiene paralizado el proyecto.
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