La amplia oferta en el campo de la cirugía plástica ha permitido que Colombia se convierta en uno de los principales destinos para el turismo médico a nivel mundial. Atributos como la experiencia y trayectoria de los especialistas en el país, precios competitivos y altos estándares de calidad, hacen de este un destino apetecido para medicina estética. Para lograr los resultados esperados en términos estéticos y de salud, la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética formula cuatro pilares básicos de seguridad.
Según datos de Colombia Productiva, el turismo médico proyecta cerca de 2,8 millones de visitantes a 2025, siendo las cirugías estéticas más comunes la liposucción, la mamoplastia de aumento, la blefaroplastia y la rinoplastia[1]. “Colombia cuenta con centros quirúrgicos con estándares de calidad internacional. Es importante destacar que si bien, hace algunos años venían a operarse porque era más económico, los pacientes llegan hoy en día porque encuentran cirujanos plásticos de gran experiencia y centros quirúrgicos de alta calidad”, afirma la Dra. Lina Triana, presidenta de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética.
No existe una fórmula perfecta para asegurar un resultado totalmente exitoso al momento de someterse a una cirugía estética. Cada cuerpo manifiesta distintos comportamientos en términos de recuperación y cicatrización, así como cada plan quirúrgico es único y personalizado. Desde la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética se habla del diamante de seguridad del paciente que consta de cuatro consejos[2]:
- Primer pilar - El profesional que realiza la cirugía: Debe tener el conocimiento, entrenamiento y experiencia para realizar el procedimiento. Se recomienda revisar su educación formal. En el caso de Colombia, además de tener un título profesional, como cirujano plástico se debe estar inscrito como tal en el Rethus (Registro Único Nacional de Talento Humano en Salud) y en la Secretaría de Salud Departamental y/o Municipal. Para aquellos que estudiaron en el extranjero, deben pasar por un proceso de homologación por el Ministerio de Salud.
Las sociedades científicas pueden usarse como filtro para validar el conocimiento, entrenamiento y experiencia del cirujano, pues normalmente quienes pertenecen, deben pasar una serie de criterios mínimos en términos de trayectoria y educación. En el caso de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), los profesionales que hacen parte deben ser miembros de la sociedad nacional de cirugía plástica (en Colombia sería la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva - SCCP) y deben pasar por una revisión detallada de credenciales.
- Segundo pilar – El sitio donde se realiza el procedimiento: La clínica donde se realiza el procedimiento debe contar con la habilitación de la Secretaría de Salud o el ente regulador en cada país, lo que asegura que cuenta con los estándares mínimos de seguridad. Idealmente y como un plus, debe contar con la certificación de calidad ISO 9000.
- Tercer pilar – El paciente: Quien se realiza el procedimiento debe estar en buen estado de salud al momento de realizarse la cirugía. Deben aplicarse chequeos mínimos donde se verifique que es apto y así mitigar el riesgo de complicaciones.
- Cuarto pilar – El plan quirúrgico: Este se realiza luego de escuchar lo que el paciente quiere realizarse y sus expectativas. El médico examina el paciente, diseña un plan y lo comparte con el paciente, teniendo en cuenta qué se puede hacer y qué no se puede hacer. Lo ideal es que médico y paciente hagan juntos el plan de tratamiento que incluye cirugía, pre y post operatorio.
Durante el tratamiento o el plan quirúrgico se debe hablar de insumos a utilizar y tipos de implante para el procedimiento que aplique. En este caso es importante revisar el tipo de implante que se usará, si tiene textura o es liso, si son rellenos de silicona, cuál es el tamaño, la forma y la marca que, idealmente, debe ser una que cuente con soporte científico, reconocimiento y trayectoria, y con estudios clínicos a largos plazos. Como mínimo, estos deben contar con registro Invima y como plus, aprobación de la FDA, organización responsable de proteger la salud pública al garantizar la seguridad, la eficacia y la efectividad de los medicamentos humanos y veterinarios, los productos biológicos y los dispositivos médicos.
Es relevante que quien se realiza la cirugía esté bien informado y en conversación abierta con su cirujano, trabajando siempre para tener los resultados más cercanos a sus expectativas y mitigando cualquier tipo de complicación. Si se habla de implantes, cabe recordar que no son para toda la vida y que, según la FDA, deben ser cambiados pada 10 a 15 años.
“Lo importante es trabajar con base en estos cuatro pilares. Si bien no podemos hablar de cero riesgo, si podemos trabajar en pro de tener el menor riesgo posible antes, durante y después de la cirugía. Este es un trabajo que debe hacerse cirujano – paciente, donde las expectativas sean las más cercanas a cada caso”, añade Triana.
[1] https://es.statista.com/estadisticas/583168/principales-operaciones-de-cirugia-estetica-a-nivel-global/
[2] https://www.isaps.org/discover/patients-home/safety-considerations/