Los sábados la feria del libro es irrespirable. Son ríos de curiosos que difícilmente van a comprar un libro. Es inevitable no preguntarse qué hacen acá. Adriana Rojas Espitia viajó desde Medellín junto con su esposo el crítico de cine y escritor Santiago Andrés Gómez. Impresionada por filas de dos cuadras para entrar a Corferias hace estas recomendaciones desde su Facebook por las que no volvería a la Filbo un sábado en la tarde.
“Instrucciones para no enloquecerse en la FILBO un sábado:
1.Llénese de paciencia
2.Vaya con tennis o zapato bajito, ideal tennis acolchaditos para lo que se viene
- lleve suficiente dinero en efectivo
- Haga una lista previa de lo que quiere hacer, ver y comprar
5.Lleve un buen termo de agua, y si no comió antes de salir, llévese un paquetico de maní o un mecatico que le ayude.
Hoy después de varios años volví a la Filbo, el primer error, haber ido un sábado, NUNCA vayan un sábado o por lo menos, prepárense mentalmente para ver tumulteros: ríos y ríos de gente.
Desde que usted llega a la entrada, la fila es de aproximadamente 2 cuadras solo para comprar la boleta.
Si quiere ir a recorrer la feria cómodamente, se jodió, el tumultero es tan grande, que el solo ver el gentío uno ya se cansa.
Si por alguna razón no sacó plata y le toca ir al cajero, debe prepararse para un prueba de resistencia, aproximadamente 30 minutos en solo hacer la fila del cajero. Hay un solo puto cajero!! No entiendo cómo no han pensado en ampliar los cajeros.
Si luego de recorrer una pequeña parte, está cansado y con ganas de ir al baño, nuevamente, debe prepararse para hacer una fila gigante.
Si busca libros especializados, haga la lista de las editoriales y anote el número de pabellón y de stand.
Si estuvo de malas, y se le descargó el celular donde consultaba la información de la programación, jódase, le toca hacer otra fila gigante para averiguar en información.
Hago estas pequeñas recomendaciones, que ojalá alguien me hubiera hecho antes... de pronto les sirvan.
Pero bueno, todo eso valió la pena, al poder comprar el libro "La Ciudad Silenciada", sobre el gran trabajo de Martha Rodríquez y Jorge Silva.”