Muchos amigos no brasileros están confundidos con lo que pasa en Brasil. Bueno, nosotros también. Pero voy a intentar hacer un resumen:
1. El papel del Partido Trabajador (PT) en la crisis económica
El PT tiene su papel en la crisis. Es difícil de entender para los que defienden a Lula, pero él firmó un documento llamado “Carta a los brasileros”. En resumen, fue un pedido de las élites económicas a los candidatos para mantener el sistema económico. Basado en esto, la apuesta del gobierno fue promover los grandes “players” nacionales, o dicho de otro modo, sectores de las élites brasileras que tenían condiciones de volverse multinacionales. Con eso, el gobierno invirtió, a través del Banco de Desarrollo, en las constructoras y en las empresas extractivas, principalmente en la soya. Eso fue posible con el crecimiento de China, que garantizó un cliente. Brasil también se aprovechó del sentimiento que tenía América Latina hacia Estados Unidos, y de África, para poner sus empresas en lugar de las gringas. Con eso hubo una desindustrialización en el país, y la consecuente agravación de la dependencia a las economías de otros países. Cuando China disminuyó su crecimiento, se percibió la crisis.
2. El PT y la gobernabilidad
Agregado a eso, el PT hizo una apuesta de coligación con partidos tradicionales de la derecha, pues nunca logró mayoría en el Congreso. El principal partido de esos fue el PMDB, un partido que por razones históricas que no entraré a describir, siempre tuvo, después de la dictadura, gran parte de las alcadías y gobernaciones de Departamentos. Vale la pena decir que Brasil es una federación, entonces las gobernaciones son puestos centrales en la política del país. Poco a poco, fue centralizando cada vez más su interés en tener la presidencia, aceptando que los partidos “aliados” tuvieran los demás cargos, con apoyo expreso del Ejecutivo. Eso llevó a una situación que en gran parte de los parlamentarios, ministros, gobernadores y alcaldes fueran de otros partidos y no del PT. Efectivamente, dentro del propio gobierno, el PT tiene la presidencia, pero otros cargos centrales como la vicepresidencia y ministerios estratégicos como Hacienda no son de ellos.
3. El PT y la corrupción
Como dice un político brasilero, el PT no inventó la corrupción, pero tampoco la dejó de ejercer. Una cosa sí es cierta: este partido fue el responsable en garantizar condiciones de investigaciones más efectivas contra la corrupción. Pero cuanto más avanzan lo procesos, más se comprueba la vinculación de la cúpula del PT con articulaciones criminosas. Y eso es central; también con los avances de los procesos todos los casos van más allá de los gobiernos 'petistas', lo que empieza a asustar a la oposición.
4. El 'impeachment' y las pedaladas fiscales
En este contexto, sectores de las élites políticas que, al mismo tiempo tienen miedo de la continuación de los procesos judiciales y tienen un resentimiento por haber perdido cuatro veces las elecciones contra el PT, se ven confiados por grandes movilizaciones populares, las cuales ganan un contorno reaccionario por una relación directa con la crisis a la “izquierda”, y empiezan un intento para destituir a la presidente Dilma Rousseff. A ellos se suman los sectores conservadores religiosos que crecieron mucho en los gobiernos PT, ocupando con sus iglesias el vacío que dejó este partido al ingresar en la burocracia y no hacer más trabajo de base en las 'favelas' y zonas rurales. La iglesia empezó a organizar los sectores populares y una gran parte de ellos se sintieron afectados por las conquistas de los homosexuales y de los movimientos feministas durante los gobiernos del Partido Trabajador. Esos sectores, con la fuerza de la calle, convencieron las parcelas de la élite que estaban junto al PT, ofreciéndoles el gobierno de transición (acuérdense que la vicepresidencia es de PMDB). Con eso sacaron una excusa para la destitución que son los pedalazos discales. En síntesis, hay una ley en Brasil de responsabilidad fiscal que obliga al gobierno a presentar cuánto va a destinar para cada sector al principio del año y el congreso tiene que aprobar. Lo que pasa es que es una práctica común manejar esos recursos, alterando los destinos sin alterar la cantidad, en momentos puntuales. En el caso de Dilma, ella utilizó dinero de los Bancos Públicos para pagar programas sociales e inversiones en sectores de la soya y constructoras. La oposición utilizó eso para promover una destitución que muchos juristas consideran ilegal. Lo que importa es que, como ya presentado anteriormente, el PT no tenía mayoría ni en el congreso ni en su propio gobierno. Eso se reflejó en la votación del domingo pasado, cuando el gobierno perdió la votación por 367 contra 137, siendo que algunos que votaron contra la destitución de Dilma son de la oposición de “izquierda”, que interpretan esas acciones como atentados a la democracia.
5. ¿Y ahora?
Aún hay dos pasos más para la destitución de Rousseff. El primero, es la votación por la admisibilidad del proceso de Impeachment en el Senado. Si es aprobado por mayoría simple, la presidente es alejada por 180 días para que haya la averiguación judicial de la acusación. Después hay una sesión de juzgamiento en el Senado que por fin va a votar la destitución, donde hay que tener 2/3 de los votos. Algunos analistas creen que una vez el vicepresidente haya asumido como presidente, no hay cómo retroceder la deposición, pues el gobierno ya va a estar completo para garantizar los 2/3. Por eso, la dimensión de la derrota en la votación del domingo. Los sectores de los movimientos sociales están divididos. Algunos defienden elecciones generales, otros un paro general contra el impeachment, otros un “váyanse todos”. El escenario aún es muy oscuro, pero hay una lección que parece ser clara: la imagen de las élites como vampiro que Marx retrató en el Capital es verdadera. Si le ofrece un poquito de sangre, va a volverse insaciable a punto de llevarte a morir. Es esto que el PT y el pueblo brasilero están experimentando.