La situación económica del país se sigue agudizando por cuenta de los TLC. Según el DANE, a diciembre de 2016 el déficit en la balanza comercial del país, ascendía a USD$ 486,9 millones FOB.
El déficit visto entre diciembre de 2012* y diciembre de 2016, obedece en parte a la disminución de los commodities y servicios, un claro ejemplo de que las ventajas comparativas en la economía presentan importantes limitaciones de demanda.
En los últimos años, se han eliminado los subsidios a las exportaciones, los aranceles se redujeron a un 5% y el tipo de cambio flexible, profundizan el deterioro de la balanza comercial.
Asimismo, la industria nacional pierde fuerza, a septiembre de 2016 la producción real fue de -3,2% y las ventas reales de -2,5% mientras el personal ocupado ligeramente fue de un 1,1%. El panorama global impone elevar la competitividad vía importaciones altamente intensivas no solo de tecnología sino de capital, sustituyendo el valor agregado.
En la coyuntura económica global, sobresalen la caída de los precios del petróleo y la devaluación masiva de la tasa de cambio. La pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores colombianos se profundiza con la última reforma tributaria. Los instrumentos de política económica que permitan desarrollar la producción nacional son nulos; la brecha de productividad entre países es alarmante, tan sólo se necesitan 4,3 trabajadores colombianos para producir lo de un trabajador norteamericano.*
La promesa de un mercado abierto y competitivo no se cumplió. Los tratados de libre comercio que ha firmado Colombia desde los años noventa, terminaron destruyendo el aparato manufacturero; el país optó primero, por abrir los mercados y luego potenciar el desarrollo de los sectores económicos, ilógico.
En cuanto a las exportaciones del país, está claro que la oferta nunca se diversificó. La caída de los precios del petróleo deterioró las cuentas nacionales, demostrando que Colombia no tiene oferta exportadora.
Pero para comprender un poco más, es importante evaluar algunos aspectos que nos colocan en desventaja frente a otros países, por ejemplo, los sobrecostos en transporte, según un estudio de Anif con base en Dane, el costo de movilizar un contenedor de expo-impo en Colombia es de USD$2.470, mientras que en Perú y Chile cuesta 2.5 veces menos.
La baja calidad de las vías le cuesta al país USD$250 por desvío de viaje, por falta de multimodalismo en el transporte de carbón entre Cartagena y Barranquilla el sobrecosto oscila de un 56% hasta un 82%.
La renegociación de los tratados, elaborar políticas proteccionistas y fomentar la industria nacional puede ser un buen camino. Se debe invertir en educación y ciencia para fomentar la innovación, la actualización tecnológica y la especialización de los trabajadores.
De igual forma, se debe retomar el fortalecimiento comercial con la región. Modificar la estructura productiva es una necesidad, se plantea, más bien una reforma en la política industrial y agrícola enfocada a la exportación y el equilibrio de las importaciones.