Ciencia, superstición y marxismo

Ciencia, superstición y marxismo

"Decir que el marxismo es científico es como asegurar que dentro de la química el cianuro es una vitamina que sirve para rejuvenecer"

Por: Ariel Peña González
mayo 31, 2017
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Ciencia, superstición y marxismo

La ciencia es el conocimiento exacto que se da por medio del estudio, la experimentación y la observación, cuyos resultados conducen a solucionarle problemas y dificultades a las personas o a las comunidades, por ejemplo, ello se podría demostrar con la penicilina descubierta por el británico Alexander Fleming (1881-1955) que como antibiótico combate las infecciones, o el Doctor Luis Pasteur(1822-1895) quien desarrollo la vacuna antirrábica, la que ha salvado a millones de vidas en el mundo, pero para el caso del marxismo que ha sido una tragedia en la humanidad, y que le ha traído al género humano grandes desgracias y sufrimientos, es un aberración calificarlo de científico.

Decir que el marxismo es científico es como asegurar que dentro de la química el cianuro es una vitamina que sirve para rejuvenecer; porque los males que ha hecho el engredo del comunismo totalitario no tienen limite, ya que es responsable desde que apareció de millones de asesinatos, los cuales se incrementan con la llamada  “revolución de octubre” que cumple 100 años y que celebran los comunistas, siendo el comienzo del mayor genocidio en la tierra conocido en la historia.

Los seguidores del marxismo leninismo, como cualquier secta que se respete, han dicho que es “todopoderoso” porque es exacto, lo cual es una falacia, pues el bodrio en mención usa la bestialidad como arma principal para someter a los demás mortales. Y Antonio Gramsci, comunista italiano muerto en 1937, hace una combinación perversa entre el maquiavelismo y el marxismo, en donde la razón desaparece, dando lugar al “todo vale” para alcanzar  la dirección del estado, convirtiendo a las personas en simples herramientas para que la élite comunista logre el poder y permanecer eternamente en el manejo del estado, avasallando y aguijoneando a las masas.

También la exactitud que proclaman los seguidores del comunismo totalitario está en contrapelo de lo que se conoce en la filosofía de la ciencia y en el método científico como la refutabilidad, demostrándose que no hay verdades absolutas, además se ha evidenciado en la práctica que los sistemas comunistas han fracasado en diferentes partes del mundo, siendo el caso más emblemático la caída del muro de Berlín con la debacle de la Unión Soviética y sus satélites, constatándose que las proclamas “científicas” del marxismo son un pegote, pues dentro del mismo método científico no se cumple lo que se conoce como reproducilibilidad, ya que el comunismo al fracasar en el viejo c ontinente, solo con la violencia, la ignorancia y la mentira ha intentado mutar especialmente en Latinoamérica con el disfraz del socialismo del siglo XXl, advirtiendo que el marxismo utiliza diferentes máscaras para engañar incautos.

Al ser desastrosas para la humanidad las aventuras comunistas durante sus casi 170 años de existencia sería un adefesio calificar al marxismo de científico, porque fundamentalmente dentro de las diferentes pandillas totalitarias se mueven los apetitos de personajes que están encabezando esos movimientos y partidos para conquistar el poder del Estado, ignorando que la ciencia se vale de la lógica y la racionalidad. Lo anterior es inversamente proporcional a los gustos de los que dirigen el comunismo en sus diferentes pelambres, sabiendo  que la ciencia es un estudio sistemático, ordenado y lógico.

Al no ser científico el marxismo, necesariamente hay que ubicarlo en la superstición, resaltando que dos de los fundamentos de ese pegote son el materialismo histórico y  la inevitablidad, en donde se cree que fuerzas sobrenaturales llevarán indefectiblemente a la humanidad al socialismo. Dirigentes de la segunda internacional de los trabajadores en el siglo XlX, como Eduardo Berstein, se mofaban de semejante despropósito, advirtiendo que para que esos sucesos mágicos ocurrieran no se contaba para nada con la voluntad del hombre.

Causa hilaridad que en dos concursos realizados por la cadena británica BBC en 1999 y en 2005, el señor Karl Marx  sea considerado como el pensador más grande de la humanidad en el ultimo milenio, y que además sea tenido como el filosofo más importante de todos los tiempos. Aunque posteriormente se demostró que dichos concursos fueron  manipulados por los comunistas que votaron en masa. Además, el tirano de Fidel Castro había ordenado especialmente  a los miembros de su camarilla apoyar en Cuba y en otras naciones el nombre de Marx, lo que demuestra que el comunismo en su bestialidad va en contra de la lógica y la razón, y busca ganar con la mentira y la fuerza bruta, porque lo único que se le puede reconocer al padre del comunismo totalitario es que su doctrina  constituyó  la organización criminal más grande conocida en la tierra.

Con el augur marxista queda demostrado que ese lastre es anticientífico, irracional y antihistorico, ya que su práctica  se ha basado en la bestialidad, en donde la razón no tiene cabida, pues  como aparato burocrático lo que le importa a sus  correligionarios es el poder, para que mediante sus perversas formas de actuar puedan dominar y degradar a los pueblos, entonces el repudio al marxismo debe de ser una consigna de la civilización, ya que la destrucción de la democracia y la libertad es el objetivo estratégico de  ese engendro, que en Colombia  se ha expresado  con  diferentes presentaciones como es el caso de las narcoguerrillas de las Farc y el Eln.

Si el marxismo hubiera tenido algo de científico se habría experimentado primero con ratas y no con seres humanos, como ha sucedido en países como Cuba y Norcorea. Destacándose que los principales dirigentes obreros que rechazaron el totalitarismo en la primera internacional le vaticinaron a Marx que la única manera para que un régimen comunista sobreviviera era envileciendo y llevando a la miseria a las masas, y ahí están los ejemplos, lo que denota que esa monstruosidad es una involución en el planeta, que está en contravía del desarrollo social y humano de las naciones.

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