Hoy el pueblo Orense está inmerso en medio de dos calamidades, originadas en un mismo escenario, el cual estaría presuntamente ligado a una mala planificación y carente de una medición previa del impacto que causaría en materia de salud pública y afectaciones ambientales, el establecimiento y puesta en marcha de un relleno sanitario a pocos metros de zonas residenciales y territorios indígenas.
La problemática que aqueja al municipio de Ciénaga de Oro parte desde una modificación del PBOT (Plan Básico de Ordenamiento Territorial), el cual fue diseñado en 2004, dicha modificación se realizó en 2014, permitió así el cambio del uso del suelo del lote donde tiempo después se desarrollaría el proyecto. La zona inicialmente estaba tipificada para el uso de la actividad ganadera, pero tras la aprobación de la modificación, por parte del concejo municipal, este terreno quedaría acto para el establecimiento del proyecto.
A raíz del descontento social y problemáticas que ha acarreado el establecimiento del relleno sanitario, mucho se ha especulado y comentado de quien en realidad tienen responsabilidad por dichas afectaciones que sufren miles de habitantes de las zonas aledañas al relleno, algunos señalan a dirigentes de administraciones pasadas, integrantes del consejo municipal y hasta funcionarios de la corporación ambiental del departamento, por dar el visto bueno a este proyecto.
Lo único cierto y evidente a la fecha son las condiciones inhumanas a las que están expuestos habitantes de barrios como Julio Manzur y población indígena que habita en la región. Estas comunidades están impregnadas de olores nauseabundos, infestadas de vectores como mosquitos, moscas y gallinazos, los cuales contribuyen a la proliferación de enfermedades e impidiendo el desarrollo de una vida digna para niños y adultos mayores. Toda esta seria de afectaciones son de índole mayúscula, sin mencionar aun el impacto ambiental que tiene este proyecto y su incidencia en el complejo cenagoso y especies que habitan en este.
A causa de todo esto, las comunidades han levantado una voz de protesta e impidiendo de manera vehemente la entrada de camiones recolectores de basura, los cuales traen desechos de varias localidades del departamento, esto ha causado una situación aun mas grave, pues ahora la cabecera municipal presente un panorama similar a un basural.